El sueño (de El) Dorado
PteroclesArenarius
Respire profundamente… ¡y pague!
PP Servicios Respiracionales SA de CSC
Cada mañana los esclavos modernos se levantan para hacer millonarios a otros.
Alain Garret
El adminículo fue públicamente considerado (por su poseedor, el señor P.*) una obra de arte en muy variados campos: en la tecnología, el arte de apropiarnos de la naturaleza para beneficio de…, bueno, de la humanidad aunque indirectamente, a través de un empresario, pues, como ya el mundo entero sabe, el maravilloso ingenio —de alguna u otra manera— consiguió la apropiación de la más preciosa sustancia en este mundo; pero el artefacto mencionado también es obra de arte en el ámbito de la economía, el arte de administrar (es decir, hacer escasos, agregar valor a) los recursos en bruto de índoles múltiples (naturales, humanos, tecnológicos, extraplanetarios, que la plebe cree que son posesión de la humanidad), claro, dijo su dueño, esa administración se da a partir de la sabiduría de un empresario y en el ámbito tan complejo como eficaz del sistema de libre mercado y libre competencia. Eso es el mecanismo mencionado, un elemento que introduce en el libre mercado el bien más preciado para la existencia.
Con el maravilloso aparato —por cierto simplísimo— le ha sido posible, al feliz y ya para el momento todopoderoso usufructuario, realizar el sueño supremo de todo empresario: convertirse en el dueño absoluto de un recurso imprescindible de manera perenne para todo aquel que existe. Con una simple señal electrónica a cierto satélite, la empresa del señor P. puede omitir la dotación de aire para los pulmones o aparato respiratorio de cualquier sujeto u objeto viviente que él decida en este planeta. El proceso es simple y opera como cualquier compañía de servicios.
Un mensaje llega a su teléfono celular. En él se le avisa que en diez minutos se interrumpirá la asignación de aire a sus pulmones. Si no quiere usted sufrir disnea o franco ahogamiento por asfixia, debe depositar, en la cuenta bancaria que en el propio mensaje se le proporciona, cierta cantidad de dinero antes de los diez minutos.** En cuanto usted hace el requerido depósito u otorga el consentimiento para retirar el recurso de su cuenta, se le otorga el acceso a la anhelada mezcla de gases que se encuentra en la atmósfera y de la cual, de alguna manera secreta*** y por medio del archimencionado adminículo, se ha apropiado el empresario P. Se ha apropiado de ella puesto que ha logrado la capacidad de interrumpir el suministro del preciado gas elemento a quien él decida, vegetal, animal o humano en este planeta.
El origen y la composición del admirable artificio es, por supuesto, secreto. Tal negocio lo hace la Compañía PP por la única e incontestable razón de que (gracias a su avanzadísima tecnología) puede hacerlo y, hay una razón más, ésta legal, ha obtenido una concesión gubernamental para el uso y/o restricción de los gases atmosféricos (a cambio de ciertos favores y una ventajosa negociación para ambas partes).
El más exitoso empresario de esta década se ha convertido, obviamente, en el hombre más rico del orbe**** en un tiempo récord. Ha encontrado una estrategia de mercado que lo vuelve invencible: cobra mucho más caro a los grandes potentados del mundo por no asfixiarlos (en realidad ese es su gran poder) que a la gente humilde. Incluso a algunos —por ejemplo a los que son tan pobres que no poseen ni siquiera un teléfono celular— suele no cobrarles. A los gobiernos los provee de dotaciones masivas, con las cuales éstos a su vez se ganan los votos de la gran mayoría de sus electores. A los animales y vegetales, asimismo, se les impone una cuota, siempre y cuando haya quien responda por ellos en el caso de las mascotas. A las especies en peligro de extinción de igual manera se les aplica un costo por otorgarles el aire. Éste corre a cargo de la Secretaría Federal de Ecología, obviamente. A los animales salvajes o a los perros callejeros que son tan comunes en nuestro país, es imposible aplicarles la cuota respiracional, pues nadie responde por ellos.
Ha habido algunos descontentos, como siempre, pero, como nunca, es fácil doblegarlos con el apoyo del gobierno legalmente constituido y el uso del prodigio tecnológico ya tan comentado. Cuando una turba pretende manifestar su descontento, simplemente se les retira el servicio de dotación respiracional y de inmediato se dispersan, salvo algunos tercos que, bajo su propia responsabilidad, han llegado a fallecer por asfixia al negarse a terminar su protesta de descontento a pesar de la dotación gratuita que se otorga a todo aquél que prescinda de la manifestación de reprobación contra PP.
PP cuenta con las más ventajosas ofertas para todo público según su nivel de ingresos. Asimismo, contamos con los planes más convenientes para su seguridad respiracional. Si usted desea un plan anual, podemos recomendarle las mejores opciones que le permiten ahorrar hasta el 20 por ciento, con lo cual usted asegura su alto nivel respiracional. También contamos con las dotaciones magnas para atletas de alto rendimiento y elevado consumo de aire y en especial de oxígeno.
Por otra parte, si el nivel de ingresos es mediano, contamos con paquetes que, aunque le causen un esfuerzo económico, le aseguran por mes o por semana la dotación respiracional para toda la familia.
Tenemos también el servicio especial para personas cuya actividad sexual es intensa por diversos motivos —incluso profesionales—, ya que, es bien sabido, en el trance de la relación amorosa es imprescindible una abundante aireación para garantizar (y garantizarse) una satisfacción completa. Para estos casos contamos con dotaciones especiales.
Nuestro más grande orgullo es que le ganamos a los grandes consorcios que intentaron apropiarse de los alimentos mediante la ingeniería genética, buen intento, pero tuvieron una gran oposición política; también derrotamos a los que intentaron apropiarse del agua mediante las grandes obras hidráulicas. Igual que las compañías anteriores, no supieron sortear las presiones políticas ni las movilizaciones sociales.
En estos momentos estamos en conversaciones con tales empresas para llevar a efecto la implementación de una alianza estratégica mediante la cual —sin que perdamos nuestra natural preponderancia— estaremos en condiciones de convertir en una gran empresa absolutamente exitosa que nos provea, administre, controle, distribuya y aun produzca, todos los alimentos, toda el agua y —nosotros ya realizamos casi todas aquellas actividades con el aire—, en fin, en coadyuvancia con el estado, estemos en posibilidades de administrar lo más importante de todo: la vida en el planeta Tierra.
Todo lo anterior, para que se lleve a efecto el mandato natural de la existencia. Las jerarquías existen. Nadie es igual a otro, ergo, unos dirigen, otros siguen, es decir, unos mandan, otros obedecen. Para eso estamos nosotros, los empresarios y, por supuesto, como auxiliares, el estado, el gobierno, los políticos. Ellos deben controlar, vigilar, registrar a todos los ciudadanos. Nosotros nos encargamos de todo lo demás.
* Por múltiples razones de seguridad se conserva en el anonimato la identidad del exitoso, del más brillante empresario en la historia de la humanidad y sólo se le identifica como el señor P.
**Es posible realizar el pago de inmediato a través del servicio de internet simplemente entregando el número de su tarjeta bancaria a la compañía.
*** Resulta imprescindible la secrecía del famoso instrumento (ni siquiera mencionaremos si es mecánico, eléctrico, electrónico o de otra clase de tecnología), puesto que la Compañía PP de Servicios Respiracionales está consciente de la existencia de una red de espionaje industrial que pretende apropiarse de los secretos tecnológicos de nuestro invento para establecer la competencia. Hasta el momento hemos logrado evitar el robo de nuestro secreto dispositivo gracias a haber hecho uso del mismo contra los —hasta este momento— fracasados espías.
**** El famosísimo señor P. terminó dejando en ridículo a cierto empresario que se había apropiado —no tan limpiamente— de los servicios de comunicación de todo nuestro país (más de cien millones de habitantes), un tal Carlitos, que ahora está sometido a muy altas cuotas porque —como él mismo hacía con sus empresas— aplicaba tarifas diferenciadas según sus amistades o sus preferencias en diversos ámbitos. Hoy PP Servicios Respiracionales, SA de CSC (Capital Siempre Creciente) le aplica la tarifa más alta a don Carlitos que ha dejado de ser el más rico del mundo. Y PP Servicios Respiracionales, SA de CSC lo hace así, porque puede hacerlo así. Legalmente, es decir, con la ley que nuestros diputados han aprobado en el congreso nacional y no como lo hacía él, violando la ley.
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