Segundo escrito para
la presentación del libro Una muerte inmejorable
de
Pterocles Arenarius
Charlie Monttana
Nunca has pensado en el hecho de la impresión de tu encuentro con
algo que te impacte y modifique tu forma de vivir, quizá después de
andar por ahí arrastrándote encuentras una señal, un hálito de
vida, de esperanza, de fe, quizá nunca has pensado en ello…
Es difícil creer que una novela podría cambiar el curso de tu
destino y tal vez hasta te ayude a rectificar un poco en tu
desesperanzado y rutinario proceder, en tu diario acontecer.
Despertar, lavarte los dientes y huir de prisa entre el asfalto y la
banqueta hasta llegar a subirte al microbús, luego el metro y a
zancadas y
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Los tumultos cotidianos, el martirio
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corriendo
llegar a checar una tarjeta, acomodarte la corbata y el gafete o
ponerte un uniforme u overol grasiento y empezar el puto día lleno
de puros sueños muertos, retejiendo en tu mente proyectos que
cayeron, que se van o que nunca llegaron; a veces nos sentimos como
verdaderos gusanos sobre la carne podrida de algún animal muerto
bajo el ardiente sol de mediodía calle abajo.
Y
sentimos que la vida no vale una mierda; tienes que hacerle buena
cara a quien odias, sonreírle a tu peor enemigo. Pelear con 40 pesos
en el bolsillo del pantalón sin saber qué necesidad cubrir con
ellos, y siempre esperando la bonanza, el cambio y mascullando por
qué a
fulano y a perengano les va en la vida mejor que a mí, si yo soy
mejor que ellos; y anochece y amanece y al otro día chingada madre,
otra vez lo mismo…
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Autor de Una muerte inmejorable.
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Aquí es donde Pterocles Arenarius nuestro caudillo personal nos pone
el recetario de “cómo alivianarse sin maestro”; aquí es donde
Tranquilino Vallehermoso nos da una verdadera razón de vida, algo
que algunos tercos ni aun así comprenderán jamás, a veces les
llega la mierda al cuello y aun así siguen saltando como focas de
circo, hay cabrones que no se quieren ni echar un pedo para no hacer
ruido y, sin embargo, están tan podridos por dentro y no se han dado
cuenta de ello, vaya es tan irónico todo esto.
Así nuestro querido amigo Pterocles, nuestro abad del barrio,
nuestro ícono de suburbio donde las chicas no tienen nombre por
aquello de que luego agarran novios y maridos muy celosos, él aquí
nos determina y explica qué es exactamente la vida, la vida en el
cenit; con su riquísima intención barriobajera describe tan bien
las cosas que hasta cuando habla de la comida me cae que se te antoja
y esa exquisitez pornográfica donde dice cosas como ¡¡“le bajé
los calzones y qué chula se veía en pelotas, toda espesa del vello
púbico, sudorosa, jadeante, llena de pelos”!! Vaya, sí que
provoca erecciones esa procaz e indecente lectura. Nuestro querido
amigo ha tomado un curso sobre cómo patinar con la pluma, el pulgar,
el índice y el dedo medio que da envidia ver qué figuras va
haciendo en esa danza, ese ritmo sensible, cadencioso, vigoroso y
lúbrico de la tinta mojando el papel con sus palabras está empapado
de humanidad, de respeto y dignidad, de pasión y alegría y de igual
manera incluye en sus escritos compasión, comunidad y una gran
responsabilidad de autenticidad en cada letra que escribe.
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Novela tanática, ergo, erótica.
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Los críticos se regodean con su arrogancia, nos desprecian, el
escrutinio de los medios, siempre impredecible continúa siendo
elitista y selectivo, preferencial con los advenedizos apadrinados y
socios del “Club de los amigos buena ondita” y nosotros estaremos
ignorados por ellos siempre o dirán que nuestro trabajo siempre
serán obras mediocres, así que lo diré desde esta barra
informativa si me lo permiten: ¡Que chinguen a su madre, putos
racistas literarios!
Pterocles con su escritura sobria, sabia y seca nos hace creer,
aunque sea poquito, que hay muchas cosas que vale la pena vivir; con
el nacer de cada uno de sus libros hemos ido descubriendo que es cada
vez mejor escritor de lo que él mismo piensa, él sigue creciendo
sin importarle lo que los demás digan de él. Hay demasiada
sicología en su obra, hay en ello la teoría más fundamental:
vivir, vivir de manera abierta, sin cortapisas, ni prejuicios o
tabúes, cabalgar sin silla, a pelo, sin brújula mediática, sólo a
seguimiento del instinto, así ejecuta mediante el concepto de ello
la idea más grandilocuente de la conciencia en la sangre… ¡coger!,
¡beber!, y ¡vivir!
Pobrediableando en esta desangelada travesía nuestro caudillo cada
que puede exclama “¡Cuando muera iré al Cielo, pues he vivido en
el Infierno!”; esperemos que no caiga nunca, que jamás se resbale
del filo del cuello de una botella de tequila y desbarranque al
abismo cual Rufo el Coyote en el intento de apañar al correcaminos
¡bip-bip!
De
esa magia alquímica que lo vitamina no sabemos el origen, cómo es
posible que alguien que golpeado y sumido en las crueles olas del
infortunio tenga tal capacidad para escribir Iliadas y Odiseas
urbanas tan perfectamente estructuradas y convincentes. Comentaré de
manera más que atrevida e imaginaria que este escritor ha degustado
de todos los excesos para arribar al conocimiento profundo de la
existencia donde fluye sin estancarse, varía y nunca define y
argumentaré categóricamente que su progreso se ha logrado a través
de su desobediencia social y a través de su rebelión espiritual, en
él no habita la lógica, la lógica es el último recurso de la
gente que carece de imaginación. Su virtud es describir esos ritos
de apareamientos, esos viajes etílicos y hierbáticos de forma
magistral, sin tregua, que nunca terminan en “… y fueron felices
por siempre”.
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Portada de la novela (la ilustración es de
Mauricio Gómez Morín).
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Esto
es emocionalmente perturbador y les diré qué
complejo
es describir “La difícil vida de un creativo fácil”.
Quizá estamos solos cada uno de nosotros y la mayoría vivimos vidas
solitarias, aterradoras, incompletas, existencias que tal vez sólo
tengan espacio para la demencia, el resentimiento, la neurosis, el
miedo, la duda y esa gran inseguridad espiritual que nos impide
amarnos a nosotros mismos; vivimos consumiendo esa sustancia química
que trastorna nuestro proceso de razonamiento llamada ansiedad,
intentemos borrar esa visión catastrófica del mundo donde parece
que sólo reina el mal…
Nuestro
querido amiguito Pterocles nos ilustra de esta manera: ¡¡“Se sacó
la blusa de un rápido movimiento, dejó caer la falda y baló los
tirantes del brasier,
desenfundó sus tetas de las copas y yo creí que tendría un orgasmo
ante aquellos senos un poco grandes, de pezón color de rosa, senos
que temblaban a sus movimientos de una manera que parecía
insoportable, yo no podía quitar la vista de su cuerpo, de su pubis
y su sexo resguardado por un triángulo diminuto y castaño, ella
caminó como una aparición de los cielos hasta la recámara y yo
tenía ganas de besar las huellas de sus pies, como sonámbulo me
puse de pie y no dejé de ver la manera en que Laura movía sus
nalgas”!!
“La
hermosa se dejaba mirar, mi madre observaba al pintor y a la modelo
(…) Cerré
los ojos y me imaginé a la muchacha desnuda caminando por mi casa,
acostada en mi cama, olí el lugar que ocupara; había dejado, ¡cómo
no!, el hálito de su perfume y como perro me puse a olfatear la
mínima deformación que quedara marcada con su leve huella sobre mi
cama.
“Sentía
gran confusión, hasta el fondo de mí seguía la angustia. ¡Me va a
llevar la chingada!, y no hay cosa que pueda hacer.
“Para
morir nacimos, es demasiado fácil pretender que lograse eludir a la
muerte, sería un acto egoísta y hasta mezquino, qué importancia
podía tener yo entre cientos de millones que mueren cada día; era
sólo una muerte más en el proceso natural de la humanidad.
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Vida y muerte, dos partes de un mismo objeto.
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“Morir
no es importante, creo haber descubierto que la vida no tiene sentido
y si lo tiene es sólo para construirnos a nosotros mismos. La
naturaleza haciendo experimentos ha logrado ordenar de manera
perfecta y prodigiosa a esas partículas que les ha dado vida y en
los casos más avanzados les ha dado conciencia. Entonces si buscamos
aventuras en la vida, lo único que lograremos es construirnos a
nosotros mismos en algún sentido.”
Celebro la increíble brillantez e inspiración de Pterocles
Arenarius a quien consideramos un profesional excelente y un hombre
maravilloso quien se sabe apreciado por la gran hermandad; siempre
equilibrado, con la humildad necesaria, la seguridad personal y la
capacidad de corregirse.
Esperemos que la competencia nunca lo defina, pues su obra no es una
mera transacción comercial dentro de la lectura desechable y al
final esperemos que su obra hable por sí sola, es posible que él no
necesite ser tan popular ni que le den voto de aprobación, su
necesidad es que permanezca siempre con el corazón en llamas… ¡¡en
éxtasis!!
Marzo 2016, Ciudad Nezahualcóyotl
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