Sobre el
neoliberalismo y las elecciones
Pterocles Arenarius
A mediados
de la década de los años 70, yo trabajaba como obrero, era oficial de soldador.
Ganaba más del sueldo mínimo, creo que no llegaba a multiplicarlo por dos. Conmigo
trabajaba un colombiano que un día me preguntó por qué no me compraba un coche,
un volkswaguen, absolutamente de moda en aquellos tiempos. No supe qué
contestarle. Pero para mí dije “Por pendejo, porque no tengo licencia, porque
no sé manejar, porque nunca he tenido carro y porque no se me había ocurrido”. Hice
cuentas y sí me alcanzaba. Estaba soltero, vivía con mis padres y no tenía
obligaciones ni mayores gastos que ayudar a la economía familiar. Hoy, 40 años
después, es imposible ya no digamos comprar un carro, ni siquiera alcanza para
comer bien una sola persona que perciba dos salarios mínimos. Así ha sido
degradado el nivel de vida de los mexicanos.
Pterocles en los 70 |
Pero
si bien las clases medias se han depauperado, los más pobres —aproximadamente
un treinta por ciento de la población— se encuentran en las proximidades de la
hambruna. Desde hace unos treinta años, México vive una pesadilla fraguada para
beneficiar a los más ricos al costo que sea. La economía no crece desde
entonces. El país no produce lo que consume en materia de alimentos. La educación
es un desastre. Miles de empresas que administraba el gobierno, muchas que
trabajaban con números negros, se han regalado a empresarios voraces e
inhumanos. La corrupción gubernamental parece un pozo sin fondo. La ciencia
mexicana, aunque con grandiosas e inexplicables excepciones, pero más la
tecnología tienen más de medio siglo de atraso con respecto de los países
avanzados. Los asesinatos y el crimen prosperan como nunca antes. Y, desde el
2012, se agregan los crímenes desde el propio gobierno en contra de la
población a la que dice gobernar. Y simultáneamente con el agravamiento de los
ámbitos anteriores, llegan a la presidencia sujetos cada vez más pendejos —no
ineptos, no impreparados, no novatos: simplemente pendejos (magníficos ejemplares
del pendejismo son Fox, Calderón y Peña Nieto)—. Las condiciones de vida de los
mexicanos se han degradado como pocas veces en la historia. Esa es la pésima
noticia. El PRI, el Panal y el Verde forman una camarilla que puede
clasificarse claramente en dos actividades: una, servir a los empresarios que
no conocen llenadera para explotar a límites de atraco a sus trabajadores y,
dos, la de simples delincuentes. En efecto, los gobernantes mexicanos del
momento actúan
saqueando el erario con un descaro que no se había visto nunca. Y
luego tienen la cara dura de crear comisiones subordinadas a ellos mismos para
que investiguen sus propias raterías. La pésima noticia se complementa con el
hecho de que teniendo mayoría en el Congreso, la alianza de los saqueadores irá
por todo en todos los ámbitos, entiéndase: robar al máximo, reprimir sin
límites y entregar lo muy poco que queda de México a los empresarios tanto
mexicanos como extranjeros. El panorama se observa negro. Pero…
Hay
una circunstancia alentadora. Por primera vez en nuestra historia un partido
político de auténtica oposición y con una fuerte tendencia de izquierda llega
hasta importantes posiciones de poder en su primera actuación en elecciones. Sin
duda alguna, si las elecciones hubieran incluido la lucha por el cargo de jefe
de Gobierno, en este momento estaríamos celebrando que Morena gobernaría desde
dos de los poderes a la capital del país: el legislativo y el ejecutivo.
Fundadora |
Si
Morena tiene la capacidad de salvarse de la gran estrategia priísta histórica
que consiste en corromper —como ya corrompió al PAN, al PRD con todo y sus
héroes asesinados, torturados y desparecidos—, entonces, Morena es, en efecto,
la única esperanza de México.
Creo
que la gran misión de Morena se encuentra en dos vertientes. Una, destruir el
poder priísta cambiando, como ha dicho AMLO, la manera de hacer política. La política
no es el robo del erario ni el cochupo ni la tranza ni los moches ni la
prepotencia ni los privilegios sobre el ciudadano. Los paradigmas de los
políticos mentirosos, prepotentes, rateros, semianalfabetas y criminales tiene
que ser erradicada de nuestra historia para siempre como si hubiera sido una
pesadilla a la que jamás debemos regresar. Y, dos, lograr que los cambios que
ocurran en México sean por la vía pacífica y provoquen lo menos posible de
destrucción, violencia y muertes. El sostener la situación como se encuentra ya
ha costado demasiada sangre y dolor. ¿Será posible evitar la catástrofe? ¿O
tendremos que cumplir con el fatídico destino cíclico y secular (1810-1910-2010)
de matarnos por miles —entre el borracho Calderón y el analfabeta Peña ya
rebasaron con mucho los cien mil muertos— como en la independencia o por
millones como en la revolución?
Oposición única |
De
lo que hagamos los mexicanos depende que un nuevo régimen surja para nuestro
bien, o que sigan gobernándonos los que tienen por tradición el robo del
erario, la mentira sistemática y el asesinato político de sus opositores. A pesar
de lo negro que pareciera el panorama, esto último, que gobiernen los peores se
ve imposible; somos otros los mexicanos a pesar del atraso de varios millones
de compatriotas, hay mucha gente muy valiosa, hay grandes científicos, artistas
de nivel mundial, intelectuales, ¿por qué sólo los políticos tienen que ser
escoria? Somos otro país y el régimen del PRI se quedó con las malas mañas de
hace medio siglo. México no puede seguir así. Pero ¿quién lo sabe?
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