jueves, 11 de junio de 2009

Se acabó la diversión IV

El sector de los artistas andan preocupados



En Buenos Aires los artistas, intelectuales, creativos, gestores, se reúnen en el teatro Liceo para escenificar un juicio sobre el absoluto desinterés de los candidatos a la presidencia de la nación en la cultura: ni la mencionan en las campañas. Este tribunal condena a los políticos con poder de decisión, al futuro presidente, a los futuros funcionarios, a los actuales y futuros legisladores a debatir un proyecto de Ley General de Protección de la Cultura que se presentará en las Cortes.

Bien. Y me preocupa. Conozco Buenos Aires. Me gusta su creatividad para la cultura. Pero no deseo que una ley potencie, más todavía, una de sus debilidades: la cultura como coto de artistas y demás. Como si la salud fuera un coto, privilegiado, de médicos, cirujanos, enfermeras y hospitales. ¿Sería la primera frase de la ley: La cultura crea y sostiene ciudadanía, todos debemos crear y tabajar, para y con los ciudadanos, para su vida más sentida, cualificada, y de alta humanidad? ¿O fijará subsidios, becas, prebendas, territorios, considerandos, aportación de recursos...?

Aterrizo en Barcelona. Y ante una batería de elecciones, en todos los ámbitos, leo en un periódico: Por una nueva etapa cultural. Decenas de intelectuales, creadores y gestores firman un manifiesto frente a la sensación general de parálisis institucional. Un documento abierto a adhesiones y debate.

La cosa empieza prometedora. Afirma que ante las actuales mutaciones, se abren nuevas perspectivas para la creatividad y el pensamiento: Debemos volver a situar a la cultura en el lugar preeminente para estimular la construcción crítica, forjar una nueva ética y preservar la diversidad. Genial. ¿Están por una nueva etapa?

Es más de lo mismo. En el primer punto no están los ciudadanos. Está la creación, los creadores que deben tener voz, la planificación para estar presentes en el país y en el mundo. A saber: otra vez confunden, la nueva etapa, la cultura con la promoción -más bombo y platillo y dinero público- del genio de la creatividad/artisticidad varia. Con notas excelentes: no quedarse en los modelos de mercado, huida de la parquetematización y la momificación. Y un rayo luminoso: para la formación de la conciencia ciudadana del presente. ¡Bravo! Denuncia la confusión entre industria -que continúan denominándola cultural- y negocio. Y dan en el clavo: Debemos, de una manera efectiva, pasar de la cultura de la resistencia a la cultura de la confianza, de la cultura homologada a la diversidad cultural. Se les olvido. Y debemos pasar de la cultura centrada en el gremio de los creadores y artistas a la cultura como vida de los ciudadanos. Una vez más lo olvidan. Menos mal que pide centralidad para la cultura que acreciente retos de humanidad. Y dedican líneas a los presupuestos: deben multiplicarse por cinco, según los estándares europeos. Y, en ellos, debe tener protagonismo de orientación la comunidad cultural. (Continuará.)

No hay comentarios: