Las
hazañas insólitas de Zoe
Pterocles
Arenarius
Para
ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, los
jovencitos ―de
18 años o si acaso de 19 o 20―
tienen que competir, ferozmente, por supuesto, entre sí para aprobar
un criminal examen de admisión (luego llamado Examen de Evaluación)
para conseguir un lugar en la mejor universidad de nuestro país y de
Latinoamérica. La universidad que se encarga de realizar algo así
como el 60 por ciento de toda la investigación científica que
realiza México.
Y lo
llamo criminal examen de admisión porque se inscriben unos 150 mil
muchachos y son aceptados alrededor de 15 mil. Uno de cada diez, en
números redondos. Las tensiones a que se ven sometidos estos
adolescentes son terribles. Ellos saben que lo más seguro es que no
logren entrar, que van a competir contra todos los demás y que no
hay piedad. He oído decir, a una chica entrevistada en televisión,
que ella había intentado en cinco ocasiones ser aceptada en la
UNAM... y nunca lo había logrado. La muchacha había perdido, al
menos, dos años y medio de su vida siendo siempre ―diría
sistemáticamente―
rechazada
por la UNAM. Para un
adolescente esto es atroz. Ahí van en juego sus estudios, el
dinero que sus padres han invertido en ellos a lo largo de toda su
vida, su posibilidad de lo que suelen llamar el “éxito en la
vida”, la primera confrontación con el espantoso mundo real en que
les ha tocado vivir con décadas de gobiernos rateros y (dos)
espurios (Salinas y Borolas). Ahí ven los chicos la primera y
despiadada prueba a que los somete una nación cuyos gobiernos ―de
1968 hasta 2018 o
incluso desde antes―
terminó convertido en el peor enemigo de sus ciudadanos.
Es una
atrocidad someter a un chiquillo de 18 a semejante prueba brutal:
poner en juego todo lo que ha hecho en su existencia, es decir, a
jugarse la vida en un maldito examen que imponen unos burócratas
gordos, ignorantes y, con frecuencia, añoradores de los regímenes
ladrones que estuvieron muy cerca de destruir a nuestro país.
Pues
vino Zoe a presentar examen de admisión a la UNAM. Bien, contemos
toda la historia. En mayo de 2019 estuvo en la Ciudad de México para
intentar su ingreso a la carrera de Física en la llamada Máxima
Casa de Estudios de México, la UNAM. Previamente Zoe llevó a cabo
una singular hazaña. Y va de historia...
Estudió
en la Preparatoria Oficial de la Universidad Autónoma de Guanajuato,
en Guanajuato Capital. Para entrar a esa escuela consiguió su lugar
en otro no menos siniestro examen de admisión. Tengo que reconocer
que Zoe no es exactamente un ejemplo de orden. Su afición a las
redes sociales a través del teléfono celular ha sido un vicio, como
en todos los jóvenes de su edad. Zoe se dormía muy tarde mirando el
celular, charlando con sus amigos, incluso participando en juegos
electrónicos. Cuando se iba a la escuela cuya entrada a la primera
clase era a las siete de la mañana, frecuentemente iba bien
desvelada. Por semejante desorden descuidó los estudios. Así
reprobó matemáticas de tercer semestre. Luego presentó el examen
extraordinario y volvió a reprobar. Continuó su cuarto semestre y
sus calificaciones eran las adecuadas para que siguiera avanzando,
pero debía matemáticas de tercer semestre. Volvió a presentarlo
sin prepararse bien. Y volvieron a reprobarla. Cuando ya iba a entrar
a sexto semestre lo presentó como su última oportunidad, porque el
(estúpido... estupidísimo) reglamento de la escuela estipula que si
un estudiante reprueba una materia tres veces queda automáticamente
expulsado. Zoe se tomó las cosas con insuficiente seriedad. ¡Estaba
en la tablita!, y no se aplicó como debiera. Y la reprobaron por
tercera vez. Y la expulsaron de la escuela.
Me
imagino el choque que es esto para un chamaco de 16 o 17 años. El
reglamento (propio de fascistas hijos de perra) es la mejor
invitación a crear enemigos eternos de la escuela, del conocimiento,
de la ciencia en general y de la Prepa Oficial en particular. Me
gustaría conocer los testimonios de los alumnos que han sufrido el
oprobio de ser expulsados de esa escuela. ¿No se dan cuenta los
“expertos en educación”, los funcionaretes que dirigen las
escuelas que eso es un crimen contra un ser humano que todavía no
está terminado de formar? ¿No entenderán que mutilar así de
bestialmente los anhelos de un casi niño es una especie de crimen?
Pues eso hicieron con Zoe estos malditos. ¿No se darán cuenta de
que un joven de esa edad en medio de un país que se venía
despedazando por la corrupción, por el deterioro constante del nivel
de vida, por la miseria y por el avance del crimen organizado, al
dejarlo sin escuela a esa edad lo están echando a la perdición, a
que se una a la delincuencia? ¿Qué hará una familia humilde con su
hijo, demasiado chico para trabajar, pero demasiado grande para estar
en la casa rascándose el ombligo? Un adolescente sin educación es
un monstruoso desperdicio. ¿No se dan cuenta?
Zoe y David, hace pocos años |
Malditos
sean. Quienes sean.
No
tienen idea de cuanto daño han hecho. Y siguen.
Pero
Zoe está hecha de otra pasta.
Se puso
a estudiar por su cuenta. Se compró libros. Se consiguió los planes
de estudio de la Prepa Abierta, se preparó sola, sin maestros, sin
asistir a escuela alguna. Me dijo que buscaba tutoriales de cada
materia en internet y así fue presentando los exámenes de las
asignaturas que le faltaban para terminar toda la prepa. Cuando fue
el examen de admisión para la UNAM en 2019 se postuló como
aspirante a ingresar a la UNAM en la carrera de Física. (Como
aprendió matemáticas ella solita descubrió algo que está vedado a
la gran mayoría de las personas: el placer de la inteligencia, el
sublime placer del conocimiento en uno de los temas más abstrusos,
el más temido por todos los estudiantes y por todo el mundo, el
sublime deleite de saber matemáticas superiores, de desentrañarlas,
de aprehenderlas, de crear en sí el rigor de pensamiento que exige
ésta que es, sin duda, la reina de las ciencias). Estudié con ella.
Desgraciadamente no pude estar el tiempo suficiente para prepararla
debidamente. Y me la reprobaron en el examen de admisión de la UNAM.
Era mayo de 2019.
La descendencia |
Pero
Zoe no es de las que se derrotan por un estúpido, estupidísimo
examen de admisión. Como yo, su papá, no podía ir el tiempo
suficiente para prepararla para el examen, se puso a estudiar, sí,
otra vez, por su cuenta. Se inscribió en una escuela privada
―consiguió
una promoción de tal manera que le cobraron sólo la mitad por el
curso de preparación para el examen de la UNAM―.
Se puso a trabajar para
pagar su curso. Y se aplicó a ir tres veces por semana a León, que
es donde tomaba este
propedéutico. Entre
paréntesis, se hizo muy amiga del empresario y director de esa
escuela, el hombre le tomó mucha estimación a Zoe porque notó su
inteligencia y su tesón, sus grandes esfuerzos para estudiar. Y así
se preparó para un nuevo examen (criminal) postulándose como
aspirante a la carrera (luego de revisar las currículas decidió
cambiarse) de Matemáticas. Y vino nuevamente a la Ciudad de México.
Presentó el (criminal) examen de admisión y ganó un lugar en la
Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional
Autónoma de México para estudiar la licenciatura en Matemática.
Con la mamá en Bellas Artes |
Hay
que anotar dos hazañas descomunales de esta muchachita que por estos
días acaba de cumplir los 19. Una: que a tan precoz edad se está
convirtiendo en una escritora de muy buen calibre. Ya para este
momento ha participado en el Encuentro Internacional de Escritores de
Salvatierra por dos años consecutivos. Y anotemos que en el 2019 no
participamos. Es decir, a los 16 leyó por primera vez en ese acto de
cultura, uno de los más importantes del estado de Guanajuato. Zoe ha
leído mucho en su vida; ella
aprendió a leer como a los cuatro años de edad, si no es que antes.
Es difícil que alguien de su edad haya leído tanta literatura como
lo ha hecho ella. Escribió un cuento memorable titulado 1968
es hoy.
Una narración que conmemora los 50 años de la gesta histórica de
aquel año, suceso
que terminó con el asesinato de cientos o quizá miles de
estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
La gran sensibilidad de Zoe, junto con su dominio más que aceptable
de su
idioma
y su sentido de la estructura de una narración ―en
buena medida intuitiva, pero gracias a sus vastas lecturas―
le
permitieron crear un cuento que llega a cimbrar las entrañas de los
lectores. Ese cuento lo publicó en la antología Flores
para el no olvido
(Homenaje a las
mujeres del 68),
que editó el Colectivo de Mujeres en el Arte, Comuarte, en 2018.
Antes el mismo cuento
fue publicado en la memoria del Encuentro Internacional de Escritores
de Salvatierra correspondiente al año de 2017. También se publicó
en la recopilación de trabajos del taller de creación literaria
Tipheret, El
material de la escritura,
también del 2018. Asimismo
se publicó en la Antología
de Lecturas para Preparatorianos
que hizo en 2018 la Editorial Eterno Femenino Ediciones. Conviene
anotar que el cuento es, de alguna manera, un homenaje a su tía Ana
Ignacia Rodríguez Márquez, La Nacha, famosa (y heroica) activista
en aquel año y presa política por los siniestros gobiernos del
convicto asesino Díaz Ordaz y el no menos criminal Luis Echeverría.
El cuento, además, fue inspirado por el profesor Fausto Trejo, otro
de los activistas del año glorioso y terrible del 68.
Noemí Eterno Femenino con Zoe |
Ahora
publicó un magnífico cuento que se llama Nunca
todo fue tan tuyo.
En la antología Murmullo
de sirenas
recopilada también por Comuarte para su edición en este 2020.
Igualmente ha participado en varias lecturas tanto en Guanajuato como
acá en Ciudad de México, la última en el Palacio de Bellas Artes,
en la presentación de la mencionada
antología Murmullo
de sirenas
que le recopiló su cuento. Es decir, a sus 19, Zoe es una escritora.
Hermosos míos |
La otra gran hazaña
de Zoe es que cuando la corrieron de la escuela preparatoria oficial
de Guanajuato ella se puso a aprender matemáticas por su cuenta. Y
las aprendió. Y las aprendió mejor que muchos de los estudiantes de
Guanajuato y de cualquier otro estado. Porque ella, sin maestro,
terminó sus estudios de prepa y aprobó con alta calificación el
(criminal) examen de admisión en la UNAM; no hay otra manera de ser
aceptado. De hecho casi todos pasan el examen, pero la UNAM sólo
acepta a las mejores calificaciones, hasta donde tengan cupo. Así es
el crimen que se ha venido cometiendo contra la educación en México.
Zoe es la privilegiada entre diez jovencitos, nueve de los cuales
lamentablemente fueron rechazados por la UNAM. ¿Qué van a hacer
ahora esos chicos? A sufrir la maldición del sistema que los condena
a ser ninis y también los señala por eso.
Mi niña en Bellas Artes |
Le he contado a Zoe
que yo no había conocido en persona a nadie que aprendiera
matemáticas tan avanzadas ―geometría
analítica, cálculo diferencial y cálculo integral―
sin maestro. Y más bien he conocido a miles que no las aprenden ni
con los mejores maestros (he enseñado matemáticas por unos 30 años
más o menos). Bueno, la gran mayoría de los que estudian no tienen
idea qué es eso y si acaso conocen de nombre las temibles ramas de
la matemática... Sabemos que las carreras universitarias que no
requieren, supuesta o realmente, conocimientos en matemáticas son
las que más se saturan. Porque todo el mundo le tiene terror a esta
ciencia. Zoe las aprendió sin que nadie le enseñara. Sé que Isaac
Newton aprendió matemáticas así, sin que nadie le enseñara. Nada
más que Newton es uno de los genios científicos más grandes de la
historia de la humanidad.
Debut en el añejo palacio |
Me siento
brutalmente satisfecho y el orgullo que me provoca la inteligencia,
la perseverancia y, al fin, los logros de Zoe son un inmenso regalo
de la vida. Aunque ahora vienen tiempos duros para ella. Estudiar
matemáticas en la UNAM no es cualquier cosa. Tendrá que superarse a
sí misma. Tendrá que continuar el camino de grandes hazañas que ya
empezó.
Por último quiero
preguntarme, ¿quién fue el inepto, o los ineptos, los
buenosparanada, los imbéciles, los negligentes burros autonombrados
profesores que determinaron que Zoe merecía ser expulsada de la
Prepa Oficial de Guanajuato?
¿No tenían un
miligramo de criterio para discernir ante quién estaban?
Quiero ver si tienen
un solo estudiante de su escuela que sea un autor literario
publicado.
Zoe y panorámica |
Quiero ver si uno
solo de sus alumnos es capaz de aprender matemáticas superiores por
sus propios medios. Y también me gustaría saber cuántos de ahí se
han ganado su lugar en la UNAM. ¿Alguno de sus miles de egresados ha
acumulado tres hazañas similares?
Con Noemí los hermosos |
Zoe es demasiada
inteligencia para esa escuelilla.
La Preparatoria
Oficial de Guanajuato se perdió el honor de contar como egresada de
sus aulas a una brillante escritora y una estudiante que terminó su
prepa, por su voluntad y su inteligencia, en el sistema abierto y no
en esa escuela.
Zoeta poeta |
Espero que les dé
tantita vergüenza, pero no creo, los burócratas, los chambistas,
los mediocres es lo primero que pierden, la dignidad y la vergüenza.
Si hubieran tenido tantito así de empatía, de sabiduría de
maestros, ¡de pedagogía y de un mínimo de sentido común, carajo!,
no hubieran expulsado a Zoe. Se habrían ahorrado las vergüenzas
anotadas y a mí la rabia que guardé en estos años. Pero ahora, con
mi derecho se la estampo en la jeta.
Zoe hará una
brillante carrera en la reina de las ciencias. Y también será una
gran escritora. Y no será gracias a la Prepa Oficial, sino a pesar
de ella. Qué triste que esa escuela haya sido un obstáculo a vencer
y no la ayuda, el estímulo. ¿Cuántos adolescentes más habrán
sufrido la estupidez del reglamento y la falta de visión, de
profesionalismo de quienes lo aplican?
Zoe y los triunfos |
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