miércoles, 27 de marzo de 2019

Enrique Krauze y la mentira

Enrique Krauze y la mentira 




Pterocles Arenarius




Calumnia, calumnia, que algo quedará.
Proverbio romano antiguo 



El presidente Andrés Manuel López Obrador ―qué bonito se siente decirlo así, ahora sí, con todas las de la ley y aunque les pese a muchos― ha dicho que sus adversarios, que no sus enemigos, porque él no tiene enemigos, tienen por ideología la de ser hipócritas. Y cada día que pasa lo confirman.
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Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de México



El PAN; el desfondado PRI y hasta los del agonizante PRD, sostienen una tesis que llamaríamos delirante si no fuera porque es, en realidad, pura hipocresía: nos aseguran que la palabra revocación (acción y efecto de revocar. Revocar: dejar sin efecto una resolución o mandato; apartar o disuadir a alguien de un designio; o hacer retroceder alguna cosa), es lo mismo que reelección (acción o efecto de reelegir. Reelegir: v. tr. Elegir de nuevo a una persona para un cargo). ¿Qué no está claro? ¿Qué no es evidente que son exactamente, radicalmente lo contrario? ¿No entienden el español? Claro que lo entienden, pero su terror irracional a López Obrardor los lleva a sostener contradicciones así de flagrantes, así de deshonestas, roñosas.

Carlos Monsiváis, el gran cronista nacional, el erudito, el escritor de la descomunal inteligencia lo dijo: “López Obrador es el político más atacado de la historia de México. Incluso más que Francisco I. Madero”. Lo repugnante es que a AMLO se le haya atacado con mentiras de una vileza ya muy difícil de concebir. Pero han sido tan sucias y desmesuradas las calumnias que igualmente fue de fácil destruirlas. Desde el Lamborghini de 50 millones de dólares de uno de sus hijos, pasando por los zapatos tenis de 100 mil pesos hasta llegar al “mesías tropical”, la fallida película (sin estrenar a pesar de la millonaria publicidad, la superproducción y los 50 millones gastados en ella) “Los populismos de América Latina”; la siniestra página de internet Pejeleaks o la ya de plano lunática confabulación rusa.
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Carlos Monsiváis, el gran intelectual mexicano

Andrés Manuel es como el Ave Fénix, resurge asombrosamente de sus propias (supuestas) cenizas; una y otra y otra vez. Creyeron que estaba destruido después del fraude de 2006, lo consideraron liquidado en la siguiente elección robada en 2012. Hicieron fraude, sin duda, en el 2018, pero no les alcanzó. Nada les iba a alcanzar. Fue una rebelión electoral popular la del 1 de julio del año pasado. AMLO debe ser una pesadilla para quienes lo odian ―aunque él ni siquiera los considera sus enemigos―; hay que ver lo que han dicho, lo que han hecho en su contra. ¡Y luego dicen que sus seguidores, somos muy delicados, que todo lo que digan de Andrés Manuel nos molesta. De plano no tienen madre.

Uno de los más insidiosos, hipócritas fue Enrique Krauze. Entronizado por el gran poeta (y gran traidor) Octavio Paz (los invito a que lean la excelente novela Nación Tv de Fabrizio Mejía Madrid, en donde nos narra la manera en que Carlos Salinas de Gortari, personalmente, le gestionó el premio nóbel de literatura a cambio de su lealtad política). Krauze fue una creación, un palafrenero de Octavio Paz ―así lo llamó el gran periodista Gregorio Selser―. Recordemos que Paz, enojado con Carlos Fuentes por misteriosas razones (¿el apoyo de Fuentes a las revoluciones de Nicaragua y Cuba?), Paz encargó a Krauze ―aunque digan que fue creación espontánea de Krauze― un trabajo en el que destruyera toda la obra literaria de Carlos Fuentes. Krauze se aplicó como buen discípulo e hizo un ensayo en la revista Vuelta, que dirigía Octavio Paz, ¡pero por supuesto!, llamado La comedia mexicana de Carlos Fuentes, en el que descalifica toda la obra de Carlos Fuentes. No dejó títere con cabeza. Pretendió convertirlo en un escritor menor, en un autor que carecía de obra sólida y que a muy duras penas se salvaba La muerte de Artemio Cruz, un cuento llamado Aura y si acaso la novela La región más transparente. Todo lo demás era sólo basura. Sin exagerar.
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Paz a Krauze sobre Carlos Fuentes: "Ai te lo encargo"
Carlos Fuentes no dejó de manifestarse. Dijo que “Enrique Krauze es un piojo”. Esta frase me hizo reflexionar porque, aunque me parecía exagerada la afirmación, también encontré que, ciertamente, el director de Letras Libres tiene algo de piojo ―¿la cara, la caída de los hombros, el gesto?, no sé, algo―. También dijo Fuentes que entre él y Octavio Paz “se había atravesado una cucaracha ambiciosa, Enrique Krauze”. Se llevaban pesadito los intelectuales. Pero Fuentes tenía que tener consciencia que los ataques de Krauze eran encargo de Paz. En fin. 
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Enrique Krauze, campaña abominable e ilegal


El lado cómico de este pleito fue que un autor acudió a presentar su libro en la Feria Internacional de Guadalajara en su edición 2012 y los confundió, ¡atribuyéndole a Krauze un libro de Fuentes! Era el inefable candidato Enrique Peña Nieto.

¡Fuera máscaras!, dijo el presidente hace unos cuantos días. Y Enrique Krauze se largó del país chillando y defendiendo hipócritamente su supuesta neutralidad de “el gran intelectual mexicano” y autonombrándose perseguido por el poder en México.

Andrés Manuel no necesita perseguir ni atacar a nadie, ni siquiera tiene que protegerse, él lo ha dicho: “El pueblo me protege”. Hoy que se sabe la nefasta, la cobarde actividad, además, fuera de la ley, que perpetró Enrique Krauze haciendo guerra sucia contra Andrés Manuel, ni siquiera su calidad de hijo putativo de Octavio Paz lo salvará del odio popular.

Krauze apeló a la victimización. Se dijo perseguido por el poder. Amenazó a Tatiana Clouthier por su libro Juntos hicimos historia, en donde ella lo denuncia como orquestador de la campaña sucia ―ilegal de múltiples maneras― contra el que era nuestro candidato, hoy presidente constitucional. Pero la verdad se impone. Al menos un par de páginas noticiosas de internet investigaron y pusieron a Krauze como el responsable de dirigir la sucia campaña. Para acabarla, el escritor Ricardo Sevilla se presentó públicamente en el noticiero de Carmen Aristegui y denunció con abundantes documentos y su abrumador testimonio tanto a Enrique Krauze como a su siempre muy cercano colaborador Fernando García Ramírez. Ni cómo contestaran. Así Krauze llegó al extremo de decir que esto era un “crimen mediático”. No cabe duda que el terror o, mejor dicho, la cobardía no reconocen límites. Porque entonces cómo le llamamos a la campaña de mentiras contra el hoy presidente López Obrador.
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Tatiana, jefa de campaña

Sin duda el pueblo es bueno, como dice AMLO, pero también ―y en la misma medida― es malo. Sólo alguien muy bueno como los indígenas que cuando vas a sus pueblos te ofrecen lo mejor que tienen y son la gente más hospitalaria del mundo, sólo ellos puede ser tan malos como para linchar a un delincuente capturado en flagrancia. En general, los mexicanos más pobres son los más generosos, los que han salido a ayudar a los damnificados de terremotos y ciclones. No dudo que también tienen un lado oscuro no menor. Krauze lo sabe muy bien. ¿Cuán malvados pueden ser esos mexicanos tan bondadosos? Por eso este “intelectual” mejor se larga con los que, él siente, sin duda, son sus verdaderos amigos ―y amos―: los gringos.

Lo que publicó Tatiana Clouthier en su libro Juntos hicimos historia debe ser muy cierto. Se descubrió el pastel, eso no lo aguanta el intelectual favorito de las oligarquías mexicanas, las que sin duda, ahora lo han abandonado también. Enrique Krauze, el reaccionario, el que se alcanzó la puntada de llamar a nuestro presidente “mesías tropical”, el que le entró a la guerra sucia incluso violando con toda consciencia la ley, el privilegiado dueño y director de Letras Libres, antes de verse sometido a la maledicencia de una nación de gente pobre ―el 80 por ciento o más de todos los mexicanos apoyan a Andrés Manuel: todos los que son pobres y muchos que no―, así, Krauze prefiere poner distancia. Ciertamente ya se dio cuenta de que le será incómodo vivir sin privilegios en un país en donde las abrumadoras mayorías lo odian o al menos lo desprecian por traidor. Pero ya no tiene mucho que perder, después de que ha perdido los subsidios millonarios que recibía del gobierno de EPN ―algunos medios han publicado que en el último año de Peña Nieto, Krauze recibió más de 80 millones de pesos del erario; ¿a cambio de qué?― y también ha perdido su prestigio luego de esta vergonzosa y fallida aventura de la campaña mediante la cual un grupo de gente que Krauze llamó “intelectuales de alto rendimiento” publicaban en las redes sociales mentiras y calumnias flagrantes contra AMLO y toda la gente cercana a él, incluida su esposa y sus hijos. La guerra sucia al máximo violando la ley hasta la fatiga.

Sin embargo, el presidente Andrés Manuel lo ha dicho: Krauze, ni ningún opositor, tiene nada que temer (excepto las burlas y algunos odios del pueblo, digo yo), porque no será perseguido por autoridad alguna aunque ande chillando que ya lo es. No puede compararse, como lo ha hecho, con Carmen Aristegui, quien sí fue ferozmente acosada, incluso siguen un absurdo proceso contra ella.

Krauze perdió la brújula cuando se echó en manos de la oligarquía para hacerle el trabajo sucio. Hoy sufre las consecuencias.

Finalmente anotemos que es excelente que se descubra toda la porquería con que intentaron, una vez más, robar la elección de 2018. Al menos para que sepamos hasta donde son capaces de llegar. Y también porque no están conformes, por supuesto que intentarán descarrilar el gobierno de Andrés Manuel. Creo que debemos ser muy cuidadosos. El país está inmensamente mejor que como ha estado en los últimos 50 años. Quizá el gobierno de nuestro presidente no sea perfecto, pero es millones de veces mejor que el paraíso del latrocinio, el asesinato, la represión, la mentira, la desigualdad social, la traición a la patria y el cinismo de los últimos regímenes: EZPL, VFQ, FCH, EPN.

Es imposible estar peor que bajo los gobiernos de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa o del pobre hombre Enrique Peña Nieto. Ciertamente, tenemos que criticar, exigir a nuestro presidente. Pero antes, creo que mucho antes de eso, debemos defenderlo. Porque los ataques que vendrán contra él no serán desde la lealtad ni con mucho, sino siempre desde la traición, el racismo, el clasismo; el ardor de los que, irracionalmente, se sienten superiores al resto de los mexicanos; desde el crimen y la antipatria. Contra eso nos tenemos que enfrentar. Pero vale la pena que siempre recordemos la más sabia frase de la historia latinoamericana reciente: El pueblo unido jamás será vencido. A ello se debió la victoria de 2018. A ello habrá de deberse que el presidente lleve a cabo sus objetivos y, junto con todos los mexicanos, salvemos a México.

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