lunes, 29 de julio de 2013


El Régimen de la Mínima Justicia

 
Pterocles Arenarius



Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto
Salvador Díaz Mirón

 

Habíamos llegado al final. Tuvimos que destruir mucho para construir tanto. Tuvimos que matar. Porque, unos engañados, otros convencidos, juraron impedir la instauración del régimen de la mínima justicia. Habíamos propagado la violencia urgente y proporcionamos la muerte justa a muchos que, con todas sus fuerzas, se nos opusieron, ellos nos obligaron. Jamás entendieron que si estás matando de hambre a alguien, sólo puedes esperar que aquél también busque quitarte la vida. Aunque sea con violencia. Agarramos a Carlos Slim huyendo disfrazado de mendigo. No tan lejos estaba uno de sus mejores amigos, Carlos Salinas, quien en medio del fragor de su aplastante derrota continuaba arengando y tratando de organizar la resistencia contra nuestras huestes. En otra parte de la ciudad, Felipe Calderón estaba completamente ebrio y se drogaba con líneas y líneas de cocaína —el mismo que desató la guerra contra el narco—, trataba de salir de la embriaguez usando aquel estimulante, con una finalidad única, quitarse la borrachera para huir. Peña Nieto estaba en nuestras manos desde un día antes. Nos dijeron que fue encontrado con dos jóvenes prostitutos que lo sometían mientras él, gustoso, procuraba dar instrucciones a sus fuerzas mediante un celular. Cuando Slim fue atrapado se discutió un par de propuestas. Una pedía ejecutarlo sumariamente. La otra exigía entregarlo al odio de algunos plebeyos que, irremediablemente, formaban parte de nuestras fuerzas. Uno de nuestros compañeros más humildes, el más lúcido sin duda, dijo: “No podemos ser igual que este señor. Si nos volvemos iguales que nuestros enemigos, terminaremos reproduciendo lo mismo que ellos hicieron, la tiranía y la brutalidad contra el ser humano y entonces todos podrán decir que fuimos derrotados. Debemos marcar una línea muy clara en la que se vea certera y objetivamente que somos muy diferentes a ellos. Sólo así podemos sentirnos vencedores. Propongo que este señor sea despojado por un tiempo de todos sus bienes y que se le obligue a dedicarse a la mendicidad en las calles del Distrito Federal durante dos meses. Cuando cumpla el castigo se le devolverá una parte importante de lo que se apropió, nunca tanto como acumuló por medio de latrocinios. Estamos aquí para establecer el régimen de la mínima justicia, no para cometer crímenes, como ellos. La propuesta fue aceptada por unanimidad luego de ser discutida un par de horas. Salinas debió ser liquidado en combate, se negó a rendirse. Calderón recibirá un trato similar a Slim. Alguien agregó que sea sometido a la total abstinencia de alcohol durante diez años. Felipe dijo que prefería morir. Peña está en poder de la junta de gobierno del Régimen de la Mínima Justicia.

No hay comentarios: