lunes, 13 de septiembre de 2010

SOBRE BENITO JUÁREZ Y JESÚS ORTEGA RODRÍGREZ, ALIAS “PTEROCLES ARENARIUS”

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Para Zoe
Para David
Para Violeta
Para María

Pues ya le saltó el genio al mediocre de Pterocles Arenarius, el que, basándose en mentiras, se dedica a atacar a quien le lleva la contraria.

Para emperezar, sobre cuestiones personales (y ya que él le "entró al trapo"), yo sufrí la ausencia de mi hijo, de manera forzada, pero en el caso del tal Pterocles, que abandonó a su familia, un niño seguramente echará de menos a un padre ausente (¿eso es amar a un hijo?). Me parece de mal gusto entrarle a las cuestiones familiares, pero no me queda más remedio, en compensación por el ataque, que responder del mismo modo sobre un tal Jesús Ortega Rodríguez, cuya mujer, exmujer o ex comñera, asegura no saber nada de él, de si regresará o no, de si está o no, cuando la realidad es que un niño chiquito, que es su hijo, anda echando de menos a un padre ausente: ¿Dónde está mi papá?, se deberá preguntar a diario. ¡Te felicito, Pterocles! ¡Eres un gran padre!

Respecto a Juan Rulfo, del cual he leído Pedro Páramo y el Llano en llamas, en la entrevista con Asunción Rangel yo no aseguraba, como dice Pterocles Arenarius, desconocerlo, sino que Juan Rulfo dejó de ser escritor en el momento que dejó de escribir, lo cual resulta obvio: fue escritor mientras escribía (hasta que su tío Celerino –como dice Enrique Vila-Matas en Bartleby y compañía– le dejó de contar sus historias). Respecto a los cuadros con agujeros, el mismo Pterocles Arenarius muestra su total desconocimiento de la historia del arte y la herencia “duchampniana”, quedándose en su percepción, en su sensibilidad, con una visión totalmente obsoleta de lo que es el arte actual, y todo ello, supongo, debido a su desinformación e ignorancia sobre los aconteceres en la historia del arte del siglo XX, con sus rupturas estéticas y conceptuales, y de tal manera Pterocles Arenarius enseña con orgullo sus orejas de asno.

Por lo visto, Pterocles Arenarius forma parte de aquéllos que se creen a pies juntillas la “historia broncínea” de México, esa historia magnificada desde el poder para forjar los cimientos de una nación, una historia que supone una tergiversación de los hechos reales, en los que Benito Juárez sale como un político sin tacha, cuando en realidad era todo lo contrario. Y haciendo un paralelismo con tiempos más cercanos, el liberalismo de Benito Juárez se iguala con el neoliberalismo de un político tan afín como es Carlos Salinas de Gortari. Benito Juárez trató de regalar la mitad de México a los EEUU, a través del tratado de McLane-Ocampo (un tratado de libre comercio perjudicial para México y que, de hecho, suponía una pérdida de la soberanía nacional), que no se aplicó por ser rechazado, en votación, por el Congreso estadounidense (este intento de venta camuflada se puede considerar como de alta traición a la patria –el texto de dicho tratado es del dominio público y se puede leer en esta dirección: http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1859_146/Tratado_Mc_Lane-Ocampo_262.shtml –). Por si no fuera suficiente, Benito Juárez con su voto legalizó en el Congreso de la Nación la venta de la mitad del territorio nacional, llevada a cabo por Santa Anna. Aquí el paralelismo es claro con el TLC (Tratado de Libre Comercio) que firmó Carlos Salinas de Gortari con el gobierno de los EEUU. Asimismo Benito Juárez, siendo indígena, fue el peor enemigo de los pueblos indígenas, pues era partidario de que perdieran sus tradiciones e identidad (tal como él lo había hecho), para que se sumaran a la construcción de un México moderno. Y en este rango, el paralelismo queda claro con el alzamiento del EZLN, en contra del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, con el fin reclamar los derechos para los pueblos indígenas. En similar proceder, Benito Juárez nacionalizó los bienes de la Iglesia, de una parte de los cuales hizo provecho propio, de igual modo que Carlos Salinas de Gortari se robó la mitad de la partida secreta de la nación.

Pterocles Arenarius también ignora que Benito Juárez se mantuvo en el poder gracias a las victorias militares de Porfirio Díaz, alguien que luego, como presidente de la nación, le ofreció 30 años de paz y de cierto progreso y modernización al país, y que hoy, por el contrario, es una de las figuras maltratadas por la “historia oficial”, un juarista que al final se convirtió en dictador, lo mismo que le hubiera sucedido a Benito Juárez de no haber muerto prematuramente.

En un coloquio sobre ensayística histórica, llevado a cabo en la ciudad de Guanajuato, se dijo que a Benito Juárez se le ha perdonado todo porque le dio una segunda independencia a México por vencer a los franceses, cuando, en realidad, era tan corrupto como los políticos actuales, porque no hay que olvidar que la “historia” la escriben los vencedores.

Benito Juárez, que era masón, siempre luchó por los intereses geopolíticos de los masones estadounidenses, en detrimento de los franceses, y de ahí la clara intencionalidad, en contra de los intereses mexicanos, del tratado de McLane-Ocampo y su validación de la vergonzosa venta del territorio nacional por Santa Anna. Y es que el tal Pterocles Arenarius ignora esta parte de la historia y se queda con la otra historia falseada que enseñan en las preparatorias, y así se escandaliza por el retiro de una estatua de Benito Juárez.

Para ser parejos ya podría proponer, el tal Pterocles, erigir un monumento a Carlos Salinas de Gortari, por ser el más fiel seguidor de los embrollos y corruptelas del “gran” Benito Juárez.
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