miércoles, 27 de enero de 2010

Los Arpero de Villagrán

por Luis Omar Montoya Arias

Emiliano Arpero Guapo

El sur de Guanajuato es una región política y geográfica conformada por Villagrán, Cortazar, Salvatierra, Irapuato, los Apaseos, Pénjamo, Huanímaro, Acámbaro, Juventino Rosas, Salamanca y Celaya. En todos los municipios señalados existen gran número de bandas de viento, compositores y arreglistas como Antíoco Magueyal, José de la Luz Rico, Isabel Sosa y Emiliano Arpero Guapo. Se caracteriza por el desarrollo de la polka y el paso doble obligado. La primera es una forma musical basada en un instrumento solista que lleva la melodía principal, de cierta manera virtuosa. Ésta puede ser con clarinete, trombón, tuba, trompeta o armonía. En el género polka destacan La Bella Italia (anónima), Natalia de Felipe Arpero, Amores de un perico, Anillo de oro y Pozos de Juan Manuel Arpero; mientras que en el paso doble obligado el maestro Antíoco Magueyal figura con El Lírico, Saturno y Estrella Polar. Los sones también son un elemento musical a destacar en la región. En este género despunta Francisco Franco Arpero, quien tiene 25 composiciones entre las que podemos mencionar El Huasteco, Gavilán y El Petate .

Las fiestas propias de Villagrán tienen lugar cada 8 de diciembre y 6 de enero. La primera está dedicada a la Purísima Concepción, mientras que la segunda es conocida como el Santo Entierro. En Semana Santa hay festejos prolongados y en junio tiene lugar la Fiesta del Corpus. En estas conmemoraciones religiosas es común ver en el atrio de la parroquia y en el jardín, a los instrumentistas tocando sobre unas vigas apoyadas en ladrillos. Son tres días de música de viento durante estos festejos. La música es contratada por la remuda o comité de vecinos, la cual se integra por 10 personas. La remuda es la responsable de proveer de alimentos a los adoradores de Euterpe, generalmente y como parte de la tradición acostumbran dar atole y pan, mole con guajolote, sopa de arroz y fideo. El único día que está permitido bailar es el Día de Corpus, siempre y cuando la iglesia este cerrada por respeto a los feligreses. Así lo dicta la tradición.

Emiliano Arpero Guapo fue el primero de los Arpero en ingresar al reino de Euterpe. Fue educado --musicalmente hablando-- por Procopio E. Duarte, formador guanajuateño llevado a Villagrán por iniciativa de Amado Ortega, funcionario de la Presidencia Municipal en los albores del siglo XX. Al ser una zona habitada por otomíes, muchas bandas anteriores y contemporáneas a la de Emiliano Arpero fueron organizaciones constituidas --mayormente-- por indígenas de quienes “se hablan maravillas y se destaca su virtuosismo” al ejecutar los instrumentos, principalmente la trompeta. En esa primera banda, dirigida por Procopio E. Duarte, figuraron Emiliano Arpero, Amado Ortega, Miguel Tierrafría, Jesús Flores, Toribio, Florentino y José Huitzache, Félix Benítez, José Rosales y Antonio Benítez .

En 1930, falleció Emiliano Arpero Guapo. Con su muerte la banda se desintegró. En el mismo año Felipe Arpero Alvarado inició un nuevo proyecto musical, con 20 onomásticos a cuestas. Esta vez la banda estuvo integrada por Antonio Flores, Macario y Jesús Flores, Ladislao López, Antonio Benítez, Jesús Tierrafría, Apolonio Tovar, Antonio Organitos, Tomás y Rafael Arpero, Antonio Valente, Reyes Arpero, José Arpero, Camilo y Eleazar Franco, Martín Franco, Osvaldo González, José Sanelias, Felipe, Héctor y Gerardo Arpero. La banda se llamaba “Caribe”. Antes de morir Don Emiliano delegó la dirección musical a Lorenzo Valdespino de Escobedo, Guanajuato. Fue él quien terminó de formar a la nueva generación de los Arpero y otros tantos músicos guanajuatenses .

Francisco Franco Arpero

Otro miembro de la dinastía Arpero es Francisco Franco, quien nació el 25 de noviembre de 1945. Para él la música es herencia de familia. Tiene en Don Emiliano Arpero y en Felipe Arpero, su más grande inspiración. Francisco empezó con las percusiones en 1954, luego tocó clarinete. Su primera experiencia grupal fue con la banda de su tío Felipe, donde tuvo por compañeros a Camilo Franco, Juan Franco Arpero, Gilberto Arpero, Osvaldo Rosales, Salvador Godoy, Rubén Gálvez, José Arpero, Rafael Arpero, Aniceto Solano y Reyes Arpero .

En 1969, Francisco Franco Arpero llegó a Ciudad de México, donde estudió de 1975 a 1981 en el Conservatorio Nacional la carrera en Clarinetista Concertista. Su examen recepcional tuvo lugar el 24 de septiembre de 1981 a las 6:30 de la tarde en la Sala Silvestre Revueltas. Sus sinodales fueron Armando Montiel Olvera, Luis Segura, David Jiménez, Mariano Calva y Aura Pacheco Pinzón. Sus formadores en clarinete: Otilio Acevedo Arroyo, David Jiménez Gonzalve y Mariano Calva. Los estudios de posgrado los hizo en la Filarmónica de las Américas y en la Filarmónica de Berlín Alemania Democrática. Al respecto Franco Arpero arguye:

Cuando nos fuimos a México éramos músicos prácticos y no teníamos capacidad para estar en orquestas, pero lo logré, también Juan Manuel, hijo de Felipe. Llegamos a una banda de la Delegación Venustiano Carranza. En ese tiempo cada Delegación tenía su banda de música (1972). El maestro Lauro González de Cortazar, un gran trompetista, fue quien nos recomendó. Permanecimos un tiempo cavilando hasta un día que encontramos vacantes en la Delegación Cuauhtémoc y nos dieron trabajo a Juan Manuel, a mi hermano y a mí. Duré 13 años con ellos. Mi hermano sigue allá y Juan Manuel duró siete años. El director de la banda era David Negrete, sobrino del difunto Jorge también de Guanajuato. David nos ayudó a ingresar al Conservatorio. Por eso te digo que la calidad de los guanajuatenses está regada por todo el mundo. Guanajuato es tierra de bandas, pero también de excelentes compositores, arreglistas y por supuesto músicos .

Con la banda delegacional de la Ciudad de México, interpretaba hasta 180 conciertos anuales —sin contabilizar actos cívicos― conciertos didácticos, populares y conciertos formales. Tocó en Bellas Artes, en el Centro Cultural Universitario en Insurgentes Sur, en la Sala Silvestre Revueltas del Conservatorio Nacional de Música en Polanco, en la zona Rosa, en Reforma. Realizó giras nacionales e internacionales. Grabó obra de Silvestre Revueltas, Pablo Moncayo, Carlos Chávez, Juan Sebastián Bach y Williams. También el Himno Nacional Mexicano, el de la Policía Federal de Caminos y música mexicana para el mundial de 1986.

Testimonio de María Arpero Alvarado

Los Arpero son una familia grande, la gran mayoría ligados a Euterpe. Igual que todas, tienen problemas internos, envidias, resentimientos que junto con la tradición musical también han sido heredados. De acuerdo con María Arpero Alvarado, una de nuestras entrevistadas, estas diferencias entre hermanos son el principal motivo por el que integrantes de la familia como Juan Manuel y Franco Arpero emigraran a la Ciudad de México a estudiar al Conservatorio Nacional. Lo que se buscaba era la constatación de una superioridad musical gracias al reconocimiento y la validación oficial que una escuela de “música culta” otorga a través de la emisión de un título, el cual los faculta como doctos en la ejecución de un instrumento, lo que por supuesto no necesariamente es verídico.

La crítica que Doña María hace a miembros de su familia obedece a que, si bien figuran en eventos de relumbrón como el Festival Internacional Cervantino, “nunca han sido capaces de formar una banda en su propio pueblo. La realidad es que todo lo han agarrado ya hecho, sin costarles ningún trabajo. Ellos sólo buscan la fama, el dinero, el prestigio y la pedantería” . Para Arpero Alvarado “el verdadero músico” es aquel que forma generaciones, es decir, el que trabaja en equipo para un fin común: el de mantener viva la tradición musical. Aunque por supuesto la labor de Juan Manuel Arpero y Franco Arpero es valorable e importante, en cuanto que muestra la versatilidad que tienen los músicos del sur de Guanajuato, precedida, claro está, de una educación musical familiar.

Las bandas de viento, un semillero

La educación formal recibida en conservatorios de música está más asociada a las generaciones posteriores a la “gran época de las orquestas”, la cual se ubica en las décadas de 1940 y 1950. Fue tanto el impacto de este fenómeno mediático que durante los años referidos los alumnos avanzados del maestro Isabel Sosa fueron requeridos para ejecutar la sección de trompetas en organizaciones musicales como Acerina y Pérez Prado. Entonces las bandas de viento del sur de Guanajuato se convirtieron en las “fuerzas básicas” de decenas de orquestas, cuyo epicentro era la Ciudad de México.

Luego del éxito alcanzado y de ver tan cerca la posibilidad de un progreso económico fue que, elementos pertenecientes a las bandas de viento guanajuatenses emigraron a la capital del país a la caza de sus sueños. Ahora los músicos de viento tenían la posibilidad de acrecentar su capital cultural con formadores reconocidos en Occidente como el trompetista mexicano Rafael Méndez. Para instrumentistas como Franco Arpero ir a México y ser formado en el Conservatorio Nacional “era la mejor forma de corroborar que los banderos guanajuatenses estaban hechos para grandes cosas” .

Estos músicos han sido, en honor a la verdad, explotados por el Gobierno del Estado de Guanajuato, a través del Festival Internacional Cervantino, sobre todo con el Partido Acción Nacional al frente del ejecutivo estatal, que tiene entre sus despropósitos aburguesar las músicas, incluidas las bandas de viento y el huapango arribeño. No hay ninguna duda que el PAN pretende valerse de las bandas y sus músicos, sobre todo de aquellos que tienen estudios en el extranjero, para inventar una tradición reciente vinculada al Estado y no a las fiestas patronales ni a los pueblos del sur de Guanajuato.

De acuerdo con Francisco Franco Arpero, lo que hace diferentes a las bandas guanajuatenses es su basto repertorio regional y su versatilidad. Ve a Guanajuato como un semillero inagotable de donde se nutren las bandas de viento y éstas a su vez alimentan con instrumentistas a sinfónicas, orquestas, grupos versátiles y ensambles de metales, lo que enriquece el panorama musical de México. Considera que con el simple hecho de formar parte de una banda se aporta al enaltecimiento del patrimonio musical guanajuatense, pues de esa manera se hace mucho por “perpetuar” la tradición.

(Continuará). Revista unam.mx
Revista digital universitaria
www.revista.unam.mx/vol.10/num12/art95/int95.htm
1 de noviembre de 2009 Vol.10, No.11
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Ciudad Universitaria, México D.F.

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE FALSEDAD DE INFORMACION, VAYAN AL JARDIN DE VILLAGRAN Y CONVOQUEN A LA GENTE PARA QUE LA GENTE QUE AUN EXISTE Y QUE SON MUSICOS LES PUEDA DAR LA INFORMACION CORRECTA. NO ENTIENDO POR QUE ESTE ESCRITOR SI ASI SE LE PUEDE LLAMAR NO HIZO UNA INVESTIGACION CORRECTA! SU INFORMACION ES UN REFLEJO DEL POCO PROFESIONALISMO POR PARTE DEL ESCRITOR, PARECE UNA OLLA DE CHISMES!