domingo, 3 de enero de 2010

¿Hay una política cultural en Guanajuato?

¿Pero hay una política cultural del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato? Oye, pues estaría bien que la hubiera para opinar algo al respecto. Si es que estos ultraderechistas llaman promoción de la cultura al hecho de ofrecer becas de 3 mil pesos a los creadores y de 4 mil 500 a los creadores con trayectoria. Si sus concursos literarios fueron "jueceados" por aquel secretario de cultura que renunció al puesto para postularse como alcalde de Salamanca (es decir, que usó el puesto cultural para su promoción política), por el señor Guiovanini que dirige la editorial La Rana y Nacho Betancourt. ¿Entre los tres se leyeron las más de cien obras que llegaron a los tres concursos? Si acaso Betancourt leyó algunas de las novelas, de los poemarios, de los libros de cuentos y a partir de allí dieron un fallo medio aberrante.
En el estado de Guanajuato no hay una política cultural, si no es la de acabar con la cultura. Esto es consciente aunque también lo es irracional. Entre los "dirigentes" gubernamentales del estado prevalece el sentimiento de que "Cuanso oigo la palabra cultura inmediatamente saco la pistola", aunque estos sacan el crucifijo.
Algunos esfuerzos rescatables son los que hicieron gente como Jesús Antonio Borja al frente de la Casa de la Cultura de Guanajuato o bien Jorge Olmos Fuentes quien realizó una interesantísima recopilación de cuentos y narraciones de escritores radicados u oriundos del estado de Guanajuato desde 1985 hasta 2008. Buenos trabajos, pero finalmente, son esfuerzos personales y realizados en la penuria, porque ambos personajes tuvieron que trabajar prácticamente sin presupuesto para realizar lo que lograron. El ejemplo de ello es que el libro en el que Olmos Fuentes, trabajando para el Instituto de Cultura de León, antologó a los narradores guanajuatenses, aunque es una edición muy bien cuidada y hasta bella, no pagó derechos de autor o emolumentos o vaya la compra-venta de la obra a los autores. La paga (acaso simbólica fue de cinco ejemplares del libro a cada autor). Si esta es la edición histórica de la literatura guanajuatense, ¿qué será de otras no oficiales o menos trascendentes?, bueno, nada, porque no las hay.
La cultura en Guanajuato agoniza de inanición, ah, pero eso sí, el anterior alcalde (más bien la síndica Teresita de Jesús) se alcanzó la puntada de prohibir el faje, eufemísticamente el beso aunque luego el alcalde Romero Hicks hizo el ridículo de su vida llamando a la ciudad Capital del Beso. Y no menos espectacular fue el hecho de que algún iluminado(a) se pusiera, en León, a quemar libros en el mejor estilo nazi, por el nefando pecado de que explican sin tapujos ni hipocresías las funciones sexuales a los adolescentes.
En Guanajuato se vive una brutalidad, una política de embrutecimiento en términos de cultura. Ahora hasta se han propuesto evitar que se vendan libros en la calle, sin duda porque "envenenan a la juventud".
Un renglón aparte es el Cervantino y el coloquio que se realiza también bajo el marco del cervantinismo. La feria del libro universitaria, ha terminado por ser un acto casi marginal hablando en el ámbito nacional. El coloquio Ibargüengoitia se ha vuelto un acto de las catacumbas universitarias.
Y es que el Cervantino jamás se ha realizado para el disfrute de los guanajuatenses, sino más bien para su tormento. Los habitantes de la capital jamás han gozado de la alta cultura y ni siquiera de los reventones que ocurren en su ciudad. La fiesta cervantina siempre es una gran celebración de la cultura, por más que los panistas hayan tratado desde que se enquistaron en el poder, de acabar con ella.
El encuentro de Salvatierra que ya iba para su sexta edición tuvo que suspenderse este año ¿por qué?, por la falta de presupuesto y por el agotamiento de los dos paladines que se echaron a cuestas esa tarea que dignifica a su tierra y al estado (el doctor y escritor José Velázquez y el promotor cultural y escritor Jesús Cervantes). Pero ¿las autoridades? Muy bien, gracias.
Guanajuato, en gran parte gracias al Cervantino, tiene un prestigio como ciudad de cultura. Pero ese prestigio es, en realidad, falso. Guanajuato casi no tiene vida cultural y ahora con el terror y el asco que les infunde a los protonazis yunquistas, menos.
Guanajuato debía ser una ciudad en la que hubiera unas veinte casas de la cultura. Cinco con grupos artísticos de primer nivel y quince dedicadas a formar talentos. Debía ser una ciudad donde radicaran unos diez escritores de estatura nacional y grupos de teatro, de la propia ciudad que rescataran la decana tradición teatral que procreó bajo el mando de Enrique Ruelas al hoy decadente FIC (recordemos que varias ciudades que empezaron sus festivales mucho después, hoy le dan veinte y las malas al FIC).
En Guanajuato debiera promoverse la cultura masivamente por muchas razones. Para rescatar de la mariguana y drogas peores a los chicos desempleados y abandonados por el sistema educativo gordillista y prácticamente en ruinas; los chavos de los suburbios de la(s) ciudad(es). Guanajuato debería tener grandes grupos de danza, desde folclórica, como el de la UG hasta contemporánea, pasando por clásica y muchos de primera línea. Grupos musicales, igualmente, desde sinfónicos hasta rocanroleros pasando, sin duda, por los soneros y huapangueros seguidores de Guillermo Velázquez y todos sus colegas.
Guanajuato debía tener un concurso de literatura al menos latinoamericano si no es que hispanoamericano, dotado con una fuerte cantidad y con jueces de primer nivel en la lliteratura de nuestro subcontinente y no como, penosamente, ocurrió el año pasado.
La cultura no puede ser un objeto de caridad, sino un trabajo de autogestión apoyado fuerte y masivamente por los gobiernos. Tampoco puede ser una actividad que dé gusto a ninguna religión ni a ninguna ideología política, el arte es libertad absoluta.
La cultura es el despertar de las consciencias y el surgimiento de éstas, las que no dejarán que las estupideces de los gobernantes. Y eso es el gran motivo que les impide impulsar a la cultura, además de que, como son extremadamente ignaros, la cultura es lo que menos les importa. No se dan cuenta que si esta civilización existe, es gracias a la cultura y que si no nos he llevado el demonio a todos, por nuestra propia estupidez, nuestra propia violencia, nuestra intolerancia es gracias a la cultura, al humanismo, a la sensibilidad, al amor consustanciales a la cultura, al arte.

4 comentarios:

Ranaculta dijo...

Sin tanto vericueto, haz dado en el clavo: El problema cultural en la entidad es precisamente que no se cuenta con información sobre cuáles son las políticas de atención en el rubro de cultura de la actual administración.
De ahí que, no existe posibilidad de diálogo, y mucho menos de consenso sobre algunas líneas de trabajo.
En pocas palabras: QUIÉN DECIDE Y SOBRE CUÁLES BASES LO QUE ES PROPIO DE LOS CIUDADANOS(léase patrimonio cultural).

Rob-hurtado dijo...

La unica politica cultural actual del instituto es las huellas que dejaron en el centro de las artes, con lo que confirman que la cultura los panistas, la traen en las patas, (O por los suelos) con el #Juanito# y su pandilla, es lo que podriamos esperar.

Ranaculta dijo...

Te pregunto, Pterocles, si es posible que nos autorices difundir tu colaboración "¿Hay una política cultural en Guanajuato?" en otros medios y publicaciones en el estado.
Es importante para motivar la reflexión y discusión entorno a los procesos culturales en el estado.

Ranaculta dijo...

Según una rápida investigación de los miembros del jurado de los Premios Nacionales de Literatura Guanajuato 2009, éste estuvo conformado por: en novela, Humberto Guzmán, Lazlo Moussong y Vicente Francisco Torres; en cuento, Agustín Monsreal, Rodolfo Bucio y Bárbara Jacobs; en poesía, Raúl Renán, Miguel Ángel Flores y Jorge Olmos.
Esto contradice lo que aparece en el primer párrafo de tu comentario.
De cualquier manera, el resto de tu colaboración es por demás acertada. Queda, entonces, la situación de aclarar o modificar ese párrafo. Esto con la intención de enviarlo a algún medio de difusión, y que no tengamos con posteridad que recibir solicitud de aclaraciones por ciertas "inexactitudes"
Estaremos pendientes.