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domingo, 7 de agosto de 2011
LA BANDA DEL AUTOMOVIL GRIS
Por Jeremías Ramírez Vasillas
El 11 de diciembre de 1919 se estrenó la película El automóvil gris, la primera gran película mexicana, escrita, dirigida y fotografiada por Enrique Rosas. Y fue desde su estreno un éxito rotundo similar a los estrenos de Harry Potter en nuestra época: se estrenó en 20 salas, que parece poco pero consideremos la época: la ciudad de México era entonces apenas un ranchito.
Dicen las crónicas periodísticas de la época que “…ayer fue una gran tarde de toros. Había romerías en los barrios y caravanas en las calles céntricas que se dirigían anhelantes a contemplar el sangriento Automóvil; en los pórticos de los salones se hacían colas esperando la apertura...“ Un anuncio publicado en El Universal decía: “es la película nacional más emocionante, más costosa, la que batirá el récord de interés y la que en su terreno pasará por el mayor número de salones (salas de cine) para que todo el público de la capital pueda ver en pantalla los tan discutidos y famosos crímenes que tan hondamente conmovieron a la sociedad”.
Esta película no sólo es importante porque fue la primer superproducción del cine mexicano y cuyo logro estético y comercial dejó una marca indeleble, sino porque además es un documento que recoge los hechos turbulentos en plena convulsión revolucionaria, cuando tres fuerzas se disputaban el poder de México y de su capital: a veces los carrancistas tomaban el poder, a veces los zapatistas y a veces los Villistas y cada uno tomaba lo que quería y cada uno ponía a circular sus propios billetes que los azorados comerciantes tenían que aceptar con el temor que pronto no valiera ni el papel en el que estaba impreso: “La ciudad andaba enloquecida. Con cada entrada de tropa, cambiaba la moneda. Los acaparadores aparecían como hongos tras la lluvia, y la confusión era brutal. Cada grupo político-militar tenía sus propios billetes. Carranza fue quien comenzó la confusión. En uno de sus primeros decretos ordenó la emisión de papel moneda de cinco, diez y veinte centavos. Eran unos cartoncitos de seis centímetros de largo por tres de ancho que llevaban impreso en el anverso, el escudo nacional y la cifra equivalente a su valor, y en el reverso el emblema de la Justicia con la leyenda ‘Gobierno Constitucional de México’, el número correspondiente a su emisión y la advertencia de ser moneda transitoria”. Fue en esta época que nació la palabra “bilimbiques” para nombrar a estos billetes chafas, “derivado probablemente de un estadounidense llamado William Wynkes, quien también emitió un papel moneda sin respaldo”.
En este periodo turbulento, la ciudad se hundió en el caos sin una autoridad que asumiera el control. Cada bando cantaba para su santo y muchos escudados en el uniforme cometían desmanes y robos.
Fue en esa época que una banda ganó notoriedad por su modus operandi. Vestidos de militares llegaban a las casas de los más ricos con órdenes de cateo de parte de sus jefes para buscar armas. Una vez dentro se dedicaban a embolsarse todo lo que había.
El hecho que sirvió de base argumental para la película sucedió el 26 de abril de 1915 cuando un grupo de militares llegó a la casa del señor Vicente González con una orden de cateo firmada por el general zapatista Amador Salazar, jefe del Cuartel General del Ejército del Sur, y le roban 4 mil pesos y alhajas de poco valor. Las señas de los criminales es que iban en un automóvil gris. La banda cometería más robos hasta que por presiones de las víctimas fueron apresados y fusilados posteriormente. Su jefe, el español avecindado en México, Higinio Granda, también fue apresado pero se libró de ser fusilado. Enrique Rosas fue el único al que se le permitió filmar el hecho.
La película de Rosas (hecha cuatro años después) incluye esta escena, real, bien snuff, del fusilamiento de estos delincuentes. “Fue filmada —dice la página de internet del Tec de Monterrey— originalmente como una serie de doce episodios… Estuvo basada en una serie de crímenes que sacudieron a la sociedad capitalina de 1915, El automóvil gris trajo por primera vez al cine mexicano la experiencia histórica inmediata. En este sentido, la cinta es una de las más contemporáneas de su tiempo, un enorme trabajo de ‘cinéma vérité’ que incluye dos elementos totalmente reales: el inspector Juan Manuel Cabrera interpretándose a sí mismo y la famosa escena final del fusilamiento real de los ladrones”.
La película fue producida por la empresa Azteca Films, propiedad del propio Rosas y la diva Mimí Derba, actriz de zarzuela famosa en esa época, con dinero, se dice, de la Revolución, específicamente, del general Pablo González, postulante a la presidencia.
Llama la atención las declaraciones de Mimi Derba sobre los propósitos de su casa productora: “Hay que pensar en la fuerza con que un argumento y buen desarrollo cinematográfico pueden infiltrar en el ánimo de los observadores, cualidades como la iniciativa, la perseverancia, la energía, la voluntad, etc.” Bien podrían tomar esta lección los dueños de Televisa y TV Azteca para mejorar sus basurientas televisoras.
Yo nada sabía al respecto, tanto de los hechos históricos como de la película de Rosas, sólo tenía noticias vagas de mis lecturas de libros de historia del cine y lo que había escuchado en mis clases de cine en la Universidad, pero sin profundizar. Pero heme aquí que me encontré en mi librería favorita (la tienda de autoservicios cercana) un librito que recién salió a la venta: La banda del automóvil gris, escrito por Agustín Sánchez González. Yo pensé al principio que era una especie de novela en la que se basaba la película. Pero me extrañaba que saliera la foto del autor, una foto muy contemporánea. Pronto descubrí que era un libro entre histórico y ensayístico de ese telón de fondo de la revolución: el caos en la ciudad. De este libro saqué las citas textuales que cité entrecomilladamente arriba.
Resulta que el autor nació en la ciudad de México, en 1956. Es licenciado en Historia por la UNAM y autor de varios libros donde combina la historia, la literatura y el periodismo. Entre sus obras más destacadas se encuentran La banda del automóvil gris, Juárez en tres tiempos, 7 moneros, Terribilísimas historias de crímenes y horrores en la Ciudad de México en el siglo XIX, Historia de un señor que una vez fue grillo, El General en La Bombilla y La nota roja en 1910. Desde hace 15 años es investigador del CENIDIAP/INBA y es uno de los más importantes especialistas en la caricatura mexicana, autor del clásico Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana. Su obra ha sido compilada en varias antologías literarias y ha recibido diversos reconocimientos por su trabajo literario y de investigación, como el segundo lugar del Premio de Crónica Bernal Díaz del Castillo en 2002.
Ahora usted puede ver esta película en su cine favorito: el You Tube. Ahí, en esa magnífica cineteca, está esta joya del cine nacional si bien no en su versión original pues esta fue reeditada y sonorizada en 1933 y vuelta a remasterizar en 1950, versión esta última que está en el You Tube pero que sorprende la calidad y habilidad de este primitivo cineasta que tenían la fuerza, el empuje y la habilidad de tejer una monumental obra fílmica.
Búsquela y disfrútela. Viene en 8 fragmentos, molestos, pero que bien vale nuestra paciencia.
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