jueves, 27 de enero de 2011

La función de la poesía y del poeta



ENTREVISTA CON BAUDELIO CAMARILLO
Jorge Olmos Fuentes


En claro abuso de confianza, aprovechamos el viaje del poeta Baudelio Camarillo a Guanajuato. Desde la ciudad donde reside, Celaya, trajo a esta ciudad capital los vientos de su devoción poética, la claridad ética de su oficio literario. Nacido en Xicoténcatl, Tamps. en 1959, y guanajuatense por adopción desde hace alrededor de medio siglo, Baudelio Camarillo ganó el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1993, la justa máxima en el país, con su hermoso poemario titulado En memoria del reino. Años después publicaría Poemas de agua dulce (2000) y poco más tarde La noche es el mar que nos separa (2004), libro triunfador en el Premio Nacional de Poesía "Efraín Huerta" de ese año. Naturalmente, tiene otros títulos editados, pero importa destacar que acaba de ser publicada la traducción al francés de su libro de 1993. Debe señalarse por último, para ceder el paso a sus palabras y en evidente cariz celebratorio, que a Baudelio Camarillo es fácil recordarlo, pues sobresale por su bonhomía y por la claridad, al mismo tiempo sencilla, de su pensamiento poético, no obstante la estatura nacional que se le reconoce como oficiante de la poesía.


Tú has sido tanto miembro aprendiz como coordinador de talleres literarios, tienes amplia experiencia en esta materia. En este momento, ¿qué importancia tienen los talleres literarios?

En el estado de Guanajuato y de Tamaulipas, que son los que conozco, creo que los talleres ya vivieron su momento de auge, ahorita están en declive. Un taller, lo sabemos de antemano, no sirve para hacer escritores ni poetas, sirve para que los participantes realicen su propio viaje. Uno les da la herramienta del lenguaje, suprime los errores más comunes; pero de hecho todo el trabajo de introspección, decisión y de voluntad, todo viene de ellos. Es decir, desde el momento mismo en que alguien se presenta en un taller, tiene esa duda; algunos se van a quedar y otros se van a ir. Pero ese es el asunto: decidirse a entrar y ver si realmente se tiene vocación.


Otro factor importante del medio literario son los concursos. ¿Qué representó para ti ganar el Premio Nacional de Poesía? Y, de modo más general, ¿cuál es tu opinión acerca de un concurso literario?


En lo personal es un gran gusto el ser considerado un poeta que merece un premio, cualquiera que sea. Si tú concursas por un premio, el más modesto que quieras, tú estás lanzando la oportunidad que buscas. Sabemos que un concurso no te va aportar nada en tu trabajo poético, no te va a solucionar muchas cosas que tú tienes que resolver dentro del lenguaje y en tu propia creación; pero sí te va a dar una idea de que tu trabajo va bien, sí marca una especie de seguridad, aunque no necesariamente eso sea válido y sin que tú “te la creas”. Por su puesto, la persona que se “la cree” ya falló en ese momento, porque los premios no son para que uno enaltezca su ego.


Hemos compartido alrededor de 20 años de la vida de Guanajuato, ¿cuál es tu visión actual del desarrollo de la poesía en Guanajuato?


No te podría contestar a ciencia cierta porque he estado muy despegado del trabajo literario con ese enfoque, me he separado. Cada vez me he alejado más y he hecho mi trabajo en soledad, más en solitario. No te podría responder. Ya no tengo mis cófrades como antes, quienes nos encontrábamos con frecuencia, que vivimos juntos esa experiencia del hallazgo y la maravilla y todo aquello. De repente, pues, sencillamente, nos fuimos recluyendo cada quien en su propio hábitat personal.


Y ya que lo sugieres al paso, ¿cuál es la función actual de la poesía?


Yo creo que en este momento la poesía está cumpliendo su función más elemental, aunque haya pocas personas que se acerquen a ella. Si algo nos va salvar en este mundo, va a ser un hecho poético. De otra manera nada nos puede salvar, veo muy difícil que la ciencia o la técnica lo pueda hacer. Estamos aquí por un hecho poético y por un hecho poético tenemos que ser salvados. La poesía cumple la función de acercarnos a esa conversación que a través de los poemas se da con la divinidad, que revive otra vez ese sentimiento de naturaleza, de bienestar, de gozo que se ha perdido. Y se vuelve al revés, hacia dentro, se vuelve la persona más reflexiva y menos visual, menos hacia fuera, sino más hacia lo íntimo de uno, que es ahí donde creo que está la semilla verdadera del ser.


Por último, ¿qué ha representado tu andanza en la literatura? ¿Cómo ha sido para ti este tiempo de creación y publicación?


Pues lo único que me ha pasado en este tiempo es que he vivido. Creo que he rescatado muchos momentos que yo quería rescatar; no me he sometido a una línea o lineamiento, sino que he sido muy disperso, pero siempre siguiendo los dictados del corazón. He escrito sobre todo con esa franqueza, con esa pureza, con esa necesidad de decir, o sea de no mentirle a la persona que lee. Todo es auténtico realmente, algunas cosas más logradas que otras; pero en todo está puesto el corazón, que eso es lo que debe hacer todo poeta.

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