miércoles, 22 de diciembre de 2010

CONTRA EL SENTIMIENTO DE BROCHA GORDA

No cantamos, hablamos con ritmo

Es así, esto es cosas de MC’s

A mí háblame de rap, no me hables de beef

Juaninacka

1

De un tiempo a la fecha nos hemos comprado la idea de los sentimientos casuísticos. Y así, construimos nuestro estilo de vida, perdiendo la existencia en ello.

2

¿Podemos nombrar los sentimientos? Es desde el recetario vivencial que se ha contraído cada emoción, hasta prefijar como actuar ante ella. Divididos, ahora, entre la ñoñez y la malditez adolescente; para tener una negativa a responsabilizarnos de nuestra existencia completa.

3

El Maldito constante no es más que un resentido social. Resudando escatología. Un niño que se divierte jugando con su deyección. Actitud para tenerle ternura, cuidarlo, dejarlo ser cursi: pretensión de llegar a ser, pero sólo eso: pretensión.

4

El Ñoño exuda otro tipo de cursilería: la del sentimiento de pacotilla. Su veracidad es un símil a la tarjeta cumpleañera. Nos hastiará con fórmulas hechas, emociones robadas y humor fiado. Negación a cualquier autocontemplación. Afirmación de cualquier autocomplacencia: jarro de atole para dedos artísticos. Limítrofe de cualquier contenido conceptual.

5

Sobre estos axiomas residen los sentimientos que se expresan en diálogos de telenovela. Ecuaciones bastardizadas que igualan los valores de bien y mal, belleza y estulticia, intuición y estructura.

6

Evitamos el gusto a costa de cualquier precio: el gusto no coincide con el valor que la academia declama en sus recetarios del sentido: ubicación, dirección, sentimiento alineados desde el principio de autoridad. Pero es en este nivel de infantilización que lo no-académico evita hablar por no generar quimeras, por miedo a los cadáveres que la academia deja. Conviviendo en imágenes suturadas a sus conceptos: la Ñoñez queda reducida a unas gafas; lo Maldito es anunciado con fétida boca.

7

Siendo seres de conductas, las normalizamos para aclamar en ellas malinterpretaciones de nuestra animalidad. La legislación de la conducta está instaurada por la carencia de la pasión; hemos hecho de esta forma de sentir por recetario, un conjunto de reglamentaciones del consumo: se tiene que ser honesto a rajatabla, hasta el punto de comprar un personaje desde donde expresar los sentimientos.

8

La academia normaliza, fundamenta, construye, mantiene a sus Ñoños y a sus Malditos. Les da vestuarios, los cobija, los baña y desparasita para hacerlos presentables desde el uso de un tecnolecto que medie entre el balbuceo y el mapa que nos llevará a una verdad universal. Cuando el ganado ha sido preparado, les reparte sedes, cátedras, direcciones, lindas oficinas donde serán expuestos como triunfo de la educación institucional. A cambio, perpetuaran esa educación sentimental edulcorada por el lenguaje que entorpece la comunicación con lo exterior a la Universidad.

9

Lo no-académico, siendo carente de crítica, replica en sí todos los vicios de la academia. Esos desenfrenos constituyen un valor de veracidad para sus objetivos distraídos y no aceptados. La espera del aplauso fácil y la condecoración a la persona los amarga por no llegar; el trabajo es accesorio, es el sujeto autor quien debe ser validado. Un simple puesto en cualquier institución pública les revela un hurra a su personaje: el sujeto vale, su trabajo apesta.

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Los Sentimientos son debilidades. Opina el Maldito. La Lagrima Fácil y el Moco Suelto; paño en oro. Aconseja el Ñoño. Y ponen como opción movernos en su escala de grises; no se dan cuenta que existe una gama de colores en la hoguera. Sopa primigenia para resistir sus sentimentalismos de supermercado: construir mercancías críticas para hacer cara a su existencia de opinólogos profesionales.

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Esos dos aparentes ángulos de noventa grados sólo dejan espacios al tercero en discordia: al que ya no le interesa el individuo, ni el autor, aquel que rompe esferas. El simple decir de este tercero les parece incendiario: ¡Bah! No se enteran que no le importan los beef, sólo espera otra canción, otra imagen, otra historia que lo anime a seguir perdido en una multitud que está en su cabeza.

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