lunes, 25 de octubre de 2010

CRÓNICA DE LAS DESVENTURAS DEL PATITO FEO: Caza de letras (PARTE 2)

PRIMER ROUND

El certamen arrancó a las 12 del día martes 5 de octubre. En ese momento debíamos subir un pequeño texto de bienvenida y el público podía empezar a votar. Gracias a la solidaridad de mis amigos y compañeros de la universidad, antes de que publicara algún texto mío, me fui a la cabeza en los votos del público. Oh, espejismo.

La primer tarea fue escribir una serie de 10 minificciones independientes como variaciones sobre un cuento de hadas (Caperucita Roja, La cenicienta, etcétera). Cada minificción no debería exceder los 800 caracteres con espacios. La entrega era para el jueves 7 de octubre a las 10:00 horas. Teníamos escasos día y medio para escribirlas. Siguiendo mi método habitual, dejé que mi imaginación inventara libremente. Cómo ya había olvidado algunos cuentos infantiles clásicos y otros no los había leído (yo no fui un niño lector, ni me durmieron contándome un cuento) tuve que darme a la lectura de algunos de ellos. Me incliné, en esta ocasión, por cuentos muy breves con una salida humorística; el humor me había permitido cosechar buenos aplausos en encuentros literarios. Este es uno de los que escribí:

EL SOLDADITO DE PLOMO
No era lo frío ni lo cojo —dijo la bailarina de papel—. La verdad, te digo, lo abandoné porque era un pesado.


De inmediato me empezaron a llegar dos tipos de comentarios: los que celebraban mi humor y quienes me tachaban de ser el peor de todos, el error del certamen, y pedían a gritos que me expulsaran. Estos comentarios me cayeron como un balde de agua fría: nunca había recibido comentarios tan ácidos y ofensivos. Aguanté palo.

Uno de los compromisos del certamen era contestar TODOS los comentarios (con la excepción de los ofensivos, que incluso podíamos borrar). Con un nudo en el estómago fui dando respuesta a mis admiradores y a mis detractores, procurando guardar siempre la civilidad, como soldado del palacio de Buckingham. Esperé con ansias la valoración de los jueces con la ligera (muy ligera) esperanza de encontrar un análisis preciso pero hasta cierto punto laudatorio (cómo me acordé de mis alumnos, me parecía a uno de ellos). En esta ocasión le tocó examinarme a Alberto Chimal, conocido en Guanajuato, profesor de un taller de narrativa en el Centro de las Artes de Guanajuato, escritor de reputada trayectoria y promotor de la creación cuentística a través de su página lashistorias.com

De plano a Alberto no le gustaron la mitad de mis cuentos. Dijo que en el giro humorístico que adopte había un problema: “El problema con esta estrategia es el riesgo de que el texto deje de contar una historia o de que se limite a ser un chiste: una vuelta humorística que no implica nada más que la reversión de una idea esperada”. Para él, las propuestas no se desarrollaban plenamente como minificciones, salvo el titulado “Satisfacción Comercial”.

SATISFACCIÓN COMERCIAL
No era crueldad lo que impulsaba a Barba Azul a casarse con frecuencia y a matar a sus esposas; era la forma más barata de surtir los pedidos cada vez más exigentes de sus clientes ávidos de sangre que vivían en los Cárpatos.


De este dijo: “Satisfacción comercial”, en cambio, acierta totalmente porque su vuelta, además de ser realmente original, sí se desarrolla por entero.

Acababa de perder el primer round.

MAÑANA, EL SEGUNDO ROUND…

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