Alejandro García (León, Gto., 1959) ha escrito con regularidad a propósito de la literatura en la región, en la provincia, en Guanajuato. Es un literato que, asentado en Zacatecas, conoce la situación, mantiene relaciones con la gente que ha protagonizado dicho movimiento y además posee no pocas certezas derivadas del estudio y la observación in situ. Con base en esa autoridad y en el hecho de que pertenece a la generación de los escritores guanajuatenses que optó por desarrollar su quehacer en su región natal, acudimos a él para solicitar sus respuestas a un puñado de preguntas, vertidas ahora en torno a unos cuantos asuntos.
El Taller Literario
El taller es un elemento de formación, de paso. Si la formación es buena, el taller es excelente, porque acelera etapas. Si no cumple el papel formativo y catalizador, creo que el taller sirve de poco. Y es necesario tomarlo como un punto de partida. Los talleres han cumplido funciones diferentes en cada época; desde el papel tan importante del Taller del Centro de Escritores Mexicanos de los años cincuenta y sesenta hasta los oficios fundacionales de los talleres de los años setenta en provincia que nos permitieron pensarnos como escritores ante todo. Esto ha cambiado. La infraestructura cultural ha crecido y ahora hay caminos alternos.
Inserción de escritores de “provincia” en la literatura nacional
Actualmente creo que hay varios caminos. Señalo por lo menos dos. El caso de David Ojeda, quien después de varios años de ser lector y corrector de Tusquets logra un contrato con la editorial. Está por aparecer su tercer libro que cumple el compromiso y seguramente se lo renovarán, a no ser que Ojeda pueda ir a Planeta o a Alfaguara que son las otras editoriales atractivas. El caso es que Ojeda sigue los pasos normales de un escritor, pero lo hace desde la provincia. Creo que el valor de la obra de Ojeda estaba garantizado desde antes, pero la inserción en el mundo editorial hace evidente el paso. El otro caso es más típico. Se trata de Tryno Maldonado, un chavo talentoso y muy arrojado que se pega a los del “crack”, quienes no lo aceptan del todo; se pega a Christopher Domínguez y a Sergio Pitol; primero lo publica Planeta y luego Anagrama. Se podría decir que está mejor posicionado que Ojeda, pero el logro ha sido más convencional y curiosamente ha tenido que ir a vivir a Oaxaca donde Almadía le ha dado chamba. Son dos trayectorias parecidas que llevan a puntos similares, porque ocupan posiciones dentro del campo. El reto de Ojeda es vencer el pavor escénico, el reto de Maldonado es dejar paso a cierto reposo de su obra. No sé quién se vaya a imponer; pero lo cierto es que Maldonado y Ojeda están abriendo posibilidades para que el campo de provincia se mueva y yo creo que hay por lo menos una decena de autores que pueden estar en cualquier catálogo. En este sentido, acerca de la literatura producida en Guanajuato, en poesía respeto mucho a Baudelio Camarillo, a Demetrio Vázquez, a Juan Manuel Ramírez Palomares, a Edgard Cardoza, a Susana Zaragoza, a Benjamín Valdivia. En narrativa están Herminio Martínez, Fernando León Alvarado, Roberto Dueñas, Édgar Reza. Y hay más que no menciono porque sólo muestro.
Editoriales en el estado
Creo que la valía de los libros publicados en Guanajuato o por escritores guanajuatenses o avencidados allí es grande. Sin ir tan lejos, creo que las ediciones de La Rana cumplieron un papel importantísimo de fundación de catálogo y de autores (cuando era Comisión Editorial del Gobierno del Estado de Guanajuato, dependiente directamente del gobernador) que lamentablemente no se ha seguido o, lo que es peor, no dio el salto cualitativo a otro estadio en donde la difusión y la disputa por el mercado fuera también su consigna. En este sentido, no permitió a los autores dar el salto. Desde hace tiempo creo que mientras no tengamos una editorial fuerte cerca de nuestros territorios, una editorial fuerte a la manera de Anagrama o a la manera del FCE, más acorde con nuestra realidad, esto es una editorial que publique una diversidad de cosas interesantes y permita la publicación de los autores de provincia, durante muchos años hemos de seguir con eso de los garbanzos de a libra.
Pre-textos, Dosfilos: ruptura del orden institucional
La revista Pre-textos cumple un papel importante en su contexto temporal. No debemos olvidar que se funda en un momento en que la cultura era demasiado institucional; entonces se dieron movimientos que rompieron con eso y permitieron la integración de grupos que incorporaron elementos que habían salido derrotados de luchas llamémosles “sociales” o de simpatía por ellas. El error de la gente del Centro Guanajuatense de Escritores (que publicaba Pre-textos) es que no fueron más allá en su publicación (hasta donde sé) y eso en cultura y más en literatura a menudo refleja reacomodo de los elementos participantes en otros campos. No sé qué habrá pasado con sus miembros, pero yo haría ese seguimiento. De cualquier manera su papel es importante. Y frente a esa relevancia, no puede dejar de señalarse el logro de la revista Dosfilos de Zacatecas, que aún se publica, desde 1974, y cuya duración ya señala rumbo.
*** Fotografía del escritor Alejandro García, tomada de http://alexgarciaortega.blogspot.com/
Fuente: http://www.igeteo.net/ver/4b93cfd2/Mirar-la-literatura-en-Guanajuato-_entrevista-con-Alejandro-Garcia_.html
El Taller Literario
El taller es un elemento de formación, de paso. Si la formación es buena, el taller es excelente, porque acelera etapas. Si no cumple el papel formativo y catalizador, creo que el taller sirve de poco. Y es necesario tomarlo como un punto de partida. Los talleres han cumplido funciones diferentes en cada época; desde el papel tan importante del Taller del Centro de Escritores Mexicanos de los años cincuenta y sesenta hasta los oficios fundacionales de los talleres de los años setenta en provincia que nos permitieron pensarnos como escritores ante todo. Esto ha cambiado. La infraestructura cultural ha crecido y ahora hay caminos alternos.
Inserción de escritores de “provincia” en la literatura nacional
Actualmente creo que hay varios caminos. Señalo por lo menos dos. El caso de David Ojeda, quien después de varios años de ser lector y corrector de Tusquets logra un contrato con la editorial. Está por aparecer su tercer libro que cumple el compromiso y seguramente se lo renovarán, a no ser que Ojeda pueda ir a Planeta o a Alfaguara que son las otras editoriales atractivas. El caso es que Ojeda sigue los pasos normales de un escritor, pero lo hace desde la provincia. Creo que el valor de la obra de Ojeda estaba garantizado desde antes, pero la inserción en el mundo editorial hace evidente el paso. El otro caso es más típico. Se trata de Tryno Maldonado, un chavo talentoso y muy arrojado que se pega a los del “crack”, quienes no lo aceptan del todo; se pega a Christopher Domínguez y a Sergio Pitol; primero lo publica Planeta y luego Anagrama. Se podría decir que está mejor posicionado que Ojeda, pero el logro ha sido más convencional y curiosamente ha tenido que ir a vivir a Oaxaca donde Almadía le ha dado chamba. Son dos trayectorias parecidas que llevan a puntos similares, porque ocupan posiciones dentro del campo. El reto de Ojeda es vencer el pavor escénico, el reto de Maldonado es dejar paso a cierto reposo de su obra. No sé quién se vaya a imponer; pero lo cierto es que Maldonado y Ojeda están abriendo posibilidades para que el campo de provincia se mueva y yo creo que hay por lo menos una decena de autores que pueden estar en cualquier catálogo. En este sentido, acerca de la literatura producida en Guanajuato, en poesía respeto mucho a Baudelio Camarillo, a Demetrio Vázquez, a Juan Manuel Ramírez Palomares, a Edgard Cardoza, a Susana Zaragoza, a Benjamín Valdivia. En narrativa están Herminio Martínez, Fernando León Alvarado, Roberto Dueñas, Édgar Reza. Y hay más que no menciono porque sólo muestro.
Editoriales en el estado
Creo que la valía de los libros publicados en Guanajuato o por escritores guanajuatenses o avencidados allí es grande. Sin ir tan lejos, creo que las ediciones de La Rana cumplieron un papel importantísimo de fundación de catálogo y de autores (cuando era Comisión Editorial del Gobierno del Estado de Guanajuato, dependiente directamente del gobernador) que lamentablemente no se ha seguido o, lo que es peor, no dio el salto cualitativo a otro estadio en donde la difusión y la disputa por el mercado fuera también su consigna. En este sentido, no permitió a los autores dar el salto. Desde hace tiempo creo que mientras no tengamos una editorial fuerte cerca de nuestros territorios, una editorial fuerte a la manera de Anagrama o a la manera del FCE, más acorde con nuestra realidad, esto es una editorial que publique una diversidad de cosas interesantes y permita la publicación de los autores de provincia, durante muchos años hemos de seguir con eso de los garbanzos de a libra.
Pre-textos, Dosfilos: ruptura del orden institucional
La revista Pre-textos cumple un papel importante en su contexto temporal. No debemos olvidar que se funda en un momento en que la cultura era demasiado institucional; entonces se dieron movimientos que rompieron con eso y permitieron la integración de grupos que incorporaron elementos que habían salido derrotados de luchas llamémosles “sociales” o de simpatía por ellas. El error de la gente del Centro Guanajuatense de Escritores (que publicaba Pre-textos) es que no fueron más allá en su publicación (hasta donde sé) y eso en cultura y más en literatura a menudo refleja reacomodo de los elementos participantes en otros campos. No sé qué habrá pasado con sus miembros, pero yo haría ese seguimiento. De cualquier manera su papel es importante. Y frente a esa relevancia, no puede dejar de señalarse el logro de la revista Dosfilos de Zacatecas, que aún se publica, desde 1974, y cuya duración ya señala rumbo.
*** Fotografía del escritor Alejandro García, tomada de http://alexgarciaortega.blogspot.com/
Fuente: http://www.igeteo.net/ver/4b93cfd2/Mirar-la-literatura-en-Guanajuato-_entrevista-con-Alejandro-Garcia_.html
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