lunes, 20 de julio de 2009

Diálogos (sobre política cultural III)

Ranaculta. ¿Adónde vas y de dónde vienes, querido amigo?
El Ignoto. Vengo de un recorrido con Toni Puig y Ulises Carrión por los caminos de la gestión cultural y el nuevo arte de hacer libros…
Ranaculta. ¿Y en qué os entreteníais?
El Ignoto. En la misma pregunta de siempre: ¿Cuál es la función social que tiene la cultura?
Ranaculta. Eso sería hablar muy sensatamente.
El Ignoto. Eso mismo pensé previo a reconocer que desconozco lo que ese arte significa.
Ranaculta. Verdaderamente, es una feliz casualidad que admitas que quien no conoce la verdad y sólo se ha preocupado de simples opiniones, exhibía un arte ridículo, o mejor, ningún arte.
El Ignoto. Gran riesgo, sin duda.
Ranaculta. ¿Quieres saber lo que dicho arte es y lo que no lo es?
El Ignoto. Con mucho gusto; y con tanta mayor razón que estamos hablando un poco en el aire, sin apoyarnos en ningún ejemplo positivo.
Ranaculta. Ciertamente cuando nos puede servir de ejemplo lo que José María Espinasa dixit para demostrar que una buena escenografía es aquella que no se nota, que hace posible el desempeño de la obra sin tropiezos, aquello en que los personajes encuentran un apoyo para su desarrollo, que da al actor la seguridad necesaria, y que si bien no garantiza un buen resultado de la función, sí la sitúa en el terreno de los factible. No tiene gran dificultad aplicar tal axioma al ámbito de la administración pública de la cultura.
El Ignoto. Creo comprender lo que me dices, pero en el caso local pareciera que lo que prevalece es el protagonismo.
Ranaculta. Sin duda. La función social como botín político.
El Ignoto. Por lo tanto, todo lo aquí dicho ¿no es sino producto de la simulación?
Ranaculta. Ya lo creo. No hay nada más tentador.
El Ignoto. Y dónde queda la cultura como una práctica más dentro de la comunidad, que mejora el nivel de vida y cohesiona la pertenencia de un espacio, sin dirigir los procesos ni manipular los resultados.
Ranaculta. En la política privilegiada de relumbrón: grandes exposiciones que nadie aprecia, conciertos multitudinarios que sólo lucen; en infraestructura cultural sin saber para qué servirá, en la edición de libros que nadie va a leer.
El Ignoto. Sí. ¡Por Jupiter! Y con mucho rigor.
Ranaculta. Recuerda, recordemos, caro amigo, que una ciudadanía más culta es más crítica y eso no es conveniente.
El Ignoto. Todo lo dicho hasta aquí no es sino un lugar común aceptado por todos.
Ranaculta. Sí, pero al menos concederás que todo proceso cultural no termina con la producción de las obras –la edición de un libro, la puesta en escena de una obra de teatro- , sino que acaba cuando es el público es quien se apropia de ella.
El Ignoto. Es decir…
Ranaculta. No hay cultura sin personas, no hay arte sin público.

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